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Catolicismo: ¿Secta o cristianismo?

Papa Pablo VI - Vaticano II
El Papa Pablo VI saluda a los fieles durante la clausura del Concilio Vaticano II en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, 8 de diciembre de 1965.

Dave Hunt, The Berean Call  (Publicado originalmente en 1991)

«Únanse a mí hoy en ayuno y oración por los 115 cardenales que buscan la voluntad de Dios en un nuevo líder.»  —Rick Warren, Twitter, 12-03-13

La iglesia evangélica de hoy está siendo seducida como nunca antes. Aunque ya hemos hablado sobre esto antes, debido a que la iglesia se enfrenta a un peligro tan grave, debemos abordar nuevamente este tema con más perspicacia y vigor. Si los evangélicos sucumben a la seducción—y lo están haciendo cada vez más— el testimonio del evangelio se hundirá en confusión y podría acabar por perderse; una nueva y trágica dimensión de la apostasía de la cual la iglesia y el mundo nunca se recuperarán. Lo más sorprendente y alarmante es el hecho de que (con pocas excepciones) los líderes evangélicos e incluso los principales observadores de las sectas se niegan a reconocer esta amenaza. Por lo tanto, nos vemos obligados a abordar el tema una vez más con renovada preocupación.

Los evangélicos flirtean con la secta más grande del mundo

Durante décadas, los evangélicos han intentado fiel y diligentemente identificar, analizar y advertir a la iglesia contra las sectas. Las listas más comunes incluyen el mormonismo, los Testigos de Jehová, la Ciencia Cristiana, la Escuela de la Unidad Cristiana (Unity School of Christianity), la Iglesia de la Unificación de Sun Myung Moon, etc. Sin embargo, la secta más seductora, peligrosa y grande (más que todas las otras sectas combinadas), ¡no está incluida en la lista! La mayoría de los expertos se niegan a identificar a esta horrenda religión cómo una secta. En cambio, la aceptan como «cristiana».

Lo peor de todo es que esta secta (que predica un evangelio falso que está enviando a cientos de millones de personas a una eternidad sin Cristo) ahora es aceptada como socio en la «evangelización del mundo» por muchos grupos que predican el evangelio bíblico. Las principales denominaciones, como la iglesia anglicana y la episcopal, están involucradas activamente con la fusión de esta secta. La jerarquía de las Asambleas de Dios ha estado involucrada en un «diálogo fructífero» con esta secta, cuyos miembros ahora son ampliamente percibidos como cristianos nacidos de nuevo. Consecuentemente, la iglesia evangélica se enfrenta a una crisis sin precedentes que amenaza su propia supervivencia.

Lo anterior es una acusación severa, solemne y devastadora que hemos documentado con apoyo en el pasado, de la cual ahora se presentarán pruebas adicionales. Desafiamos a cualquier líder de la iglesia a un debate público que declare que esta afirmación es falsa. Si se prueba lo contrario, nos arrepentiremos públicamente. Pero si esta acusación es cierta, entonces será necesario un gran reajuste en la iglesia evangélica, incluido el arrepentimiento de muchos de sus líderes más respetados. Solicitamos su ayuda para proporcionar a los líderes de la iglesia los datos que necesitan para identificar esta secta; hechos que yo [Dave] ignoraba hace años al no ser capaz de identificar a la Iglesia Católica Romana como una secta.

¿Qué es una secta?

En su libro Rise of the Cults (El alzamiento de las sectas), Walter Martin definió una secta como…

 «…cualquier desviación importante del cristianismo ortodoxo en relación con las doctrinas cardinales de la fe cristiana.» 

Aunque Martin no lo menciona, el catolicismo romano es innegablemente una «desviación importante del cristianismo ortodoxo» en muchas «doctrinas cardinales de la fe cristiana» y, por lo tanto, según su propia definición, es una secta. ¡Fue este mismo hecho lo que encendió la llama de la Reforma! Negar que el catolicismo romano es una secta es repudiar la Reforma y burlarse de los millones de mártires que murieron a manos de la Iglesia de Roma, como si hubieran dado su vida en vano.

No obstante, dicen algunos que desde el Concilio Vaticano II (1962-65) la Iglesia Católica Romana ya no enseña ni práctica lo que hacía [de malo] en la época de la Reforma. Esa idea popular es falsa. Para contrarrestar la Reforma, los principales teólogos de Roma se reunieron entre 1545 y 1563 en el Concilio de Trento. Sus Cánones y Decretos, que rechazaban todas las doctrinas de la Reforma, siguen siendo la declaración autorizada estándar del catolicismo romano, y los catecismos católicos exigen la adhesión a los mismos. En la inauguración del Vaticano II, el Papa Juan XXIII declaró: 

«Acepto por completo todo lo que se ha decidido y declarado en el Concilio de Trento.»

Concilio Vaticano II, 1965

 El Vaticano II continuó reafirmando los Cánones y Decretos de Trento. No, Roma no ha cambiado desde la Reforma, excepto superficialmente.

¡Si Lutero, Calvino y los otros reformadores estuvieran vivos denunciarían al catolicismo romano como la secta más grande y peligrosa de la tierra! Sin embargo, el Christian Research Institute y otros grupos antisectas se niegan a clasificarlo como una secta. En el libro anterior (Rise of Cults), Martin enfatiza que las cinco sectas principales en ese momento tenían «un seguimiento superior a los 8,5 millones de personas…». ¡Sin embargo, pasó por alto los cientos de millones del catolicismo romano!

Las marcas de una secta

Answers to Cultists at Your Door («Respuestas a los sectarios que se presentan a tu puerta») es otro ejemplo. Sus autores, Bob y Gretchen Passantino, son descritos como «expertos en investigación de sectas con muchos años en el ministerio cristiano contra las sectas» (descripción en la contraportada exterior de Witch Hunt). Según ellos, algunas de las marcas de una secta se encuentra en afirmaciones cómo:

«…es la única organización en la tierra que está siguiendo la voluntad de Dios»

«…[su líder] es elegido únicamente por Dios para guiar al pueblo de Dios» 

«[solo esta] ofrece la interpretación “verdadera” de la Biblia en todos los asuntos.»

Una vez más, la Iglesia Católica Romana se ajusta plenamente a todos los criterios. Afirma ser la única iglesia verdadera, dice que su papa es el único elegido para dirigir a todo el pueblo de Dios y explica que solo su jerarquía puede interpretar las Escrituras. Sin embargo, los Passantinos, como la mayoría de los «expertos en sectas», no incluyen al catolicismo romano, ¡aunque cumple todos los requisitos!

Los mormones deben obedecer ciegamente a José Smith y sus sucesores, los Testigos de Jehová no se atreven a cuestionar la Sociedad Watchtower Bible and Tract, y otros sectarios deben someterse a sus líderes. Tal autoritarismo es la marca principal de una secta. La misma sumisión ciega se requiere de todos los católicos. El canon 212 del Código de Derecho Canónico del catolicismo requiere que los católicos sean absolutamente obedientes a sus «sagrados pastores». El Vaticano II afirma repetidamente que sólo la jerarquía del catolicismo puede interpretar la Biblia y que los decretos papales deben obedecerse sin cuestionamientos: 

«No cabe apelación ni recurso contra una sentencia o un decreto del Romano Pontífice.» (Parte 3, Artículo 1, Sección 3)

La reciente «Instrucción» de 7500 palabras del cardenal Joseph Ratzinger, guardián del Vaticano, declara que la disidencia sobre las enseñanzas de la «Iglesia» no puede «justificarse como una cuestión de seguir la propia conciencia». Ningúna secta exige la entrega de la mente y la conciencia de manera más completa o arrogante que el catolicismo romano.

El catolicismo romano no solo queda fuera de la lista de sectas de los expertos, sino que lo aprueban explícitamente. Por ejemplo, en Bible Twisting, James W. Sire, durante mucho tiempo editor en jefe de InterVarsity Press, define que una secta tiene «doctrinas y/o prácticas que contradicen aquellas de las Escrituras tal como las interpreta el cristianismo tradicional representado por las principales religiones católicas y denominaciones protestantes…» (énfasis suyo). Sire hace del catolicismo un estándar de ortodoxia contra el cual se deben juzgar las sectas. Sin embargo, acusa a las sectas de torcer las Escrituras, una técnica de la que Roma es sin duda el maestro supremo. Sire acusa al mormonismo de ser una secta por agregar otras revelaciones a la Biblia, pero Roma ha añadido muchas más revelaciones nuevas a la Biblia que la Iglesia mormona. Sire declara: 

«No hay una clase de gurú en el cristianismo bíblico, ni illuminati, ni personas a través de las cuales deba transmitirse toda interpretación adecuada»,

¡Sin embargo, esta es exactamente la situación en la Iglesia Católica Romana! ¿Cómo, entonces, lo convierte en el estándar de la ortodoxia?

Las herejías del catolicismo

Considere también The Agony of Deceit publicado por Moody. Cada capítulo ha sido escrito por un destacado evangélico sobre una falsa enseñanza específica dentro de la iglesia actual. Si bien Agony repite principalmente mucho de lo que se encuentra en Seduction of Christianity (escrito cinco años antes), es otra voz recordándonos muchas de las mismas advertencias, por lo que estamos agradecidos. Sin embargo, también blanquea el catolicismo romano. En la página 65 dice: «El catolicismo romano tradicional… se aferra a la infalibilidad bíblica». De hecho, ¡el catolicismo niega explícitamente la inerrancia bíblica! La siguiente cita reconoce que los «mensajes [del protestantismo y el catolicismo] son ​​polos opuestos», pero continúa sin identificar las diferencias vitales. En la página 111 encontramos la siguiente afirmación: 

«La iglesia católica resistió las crecientes herejías con respecto a la Persona de Cristo, y… los protestantes continuaron afirmando la cristología católica». 

De nuevo, ¡terriblemente falso! La cristología del catolicismo es herética. Niega el papel exclusivo de Cristo como mediador entre Dios y el hombre, convirtiendo a María en «co-mediadora»; niega la exclusividad de su obra redentora, convirtiendo a María en «corredentora» (el Vaticano II atribuye a María un perpetuo «papel salvífico; ella continúa obteniendo por su constante intercesión la gracia [o “gracias”] que necesitamos para la salvación eterna»); y niega la suficiencia de Su obra redentora, declarando que los redimidos deben sufrir (a parte del sufrimiento de Cristo realizado por ellos en la cruz) por sus propios pecados aquí y/o en el purgatorio, etc. 

[EL TERCER TEMPLO DE JERUSALÉN: ¿Coexistencia o apostasía?]

Hay muchas más herejías en la cristología católica; por ejemplo, se representa a Jesús como un bebé o niño siempre sujeto a su madre, perpetuamente crucificado,  pero la falta de espacio impide más detalles. El «Cristo» del catolicismo romano es tan falso como su María, tanto como el «otro Jesús» del mormonismo o cualquier otra secta. ¡Admitámoslo!

En Agony se afirma varias veces que los protestantes y los católicos abrazan los mismos credos apostólicos. Esta es una afirmación parcialmente cierta pero muy engañosa. Se infiere que los credos son una declaración que abarca todo del cristianismo bíblico, pero esto no es cierto. Además, existe una gran diferencia entre el significado que los católicos y los protestantes atribuyen a lo que dicen los credos. Por ejemplo, mientras se afirma que Cristo «sufrió bajo Poncio Pilato», el catolicismo enseña que su sufrimiento fue insuficiente y que, además del sufrimiento de Cristo, cada uno de nosotros debe sufrir por sus pecados para ser salvo. Incluso se debe sufrir por la salvación de los demás. (La Constitución Apostólica del 1 de enero de 1967, Indulgentiarum Doctrina, #1687, insta a los católicos a llevar «cada uno su propia cruz en expiación de sus pecados y de los pecados de los demás…[asistiendo] a sus hermanos a obtener la salvación de Dios.») Esto es una herejía repugnante para los protestantes. Sin embargo, en Agonía se infiere que los católicos y los protestantes creen lo mismo sobre los credos: un error inexcusable y mortal en un libro escrito por eminentes eruditos cristianos para señalar los errores dentro de la iglesia. Aunque este y los otros libros citados anteriormente contienen mucho que los encomia, su aprobación del catolicismo es trágicamente engañosa.

La desviación del catolicismo del cristianismo bíblico entra de lleno en la fe, a la salvación misma, y ​​por lo tanto afecta el destino eterno de aquellos que son engañados por ella. El catolicismo romano rechaza la salvación por la fe y predica un evangelio falso de obras que no puede salvar: la salvación no está en Cristo sino en la «Iglesia» mediante la sumisión a sus edictos y sacramentos. El Catecismo Básico de la Doctrina Cristiana llama a los sacramentos «el principal medio de nuestra salvación».

El primero de los siete sacramentos es el bautismo, que se realiza aproximadamente en el 98 por ciento de los católicos cuando son bebés. Está declarado en el Canon 849 como el medio «por el cual los hombres y las mujeres son liberados de sus pecados,[y] renacen como hijos de Dios…». El Catecismo Básico declara que el bautismo…

 «es necesario para la salvación… nos limpia del pecado original, nos hace cristianos…»

Otro sacramento del Catecismo es la Misa, el cual declara que es…

 «el mismo Sacrificio que el de la Cruz, en cuanto que Cristo… continúa ofreciéndose… sobre el altar, a través del ministerio de sus sacerdotes.» 

El canon 904 afirma que «la obra de la redención se cumple continuamente en el misterio del Sacrificio Eucarístico», negando así la obra triunfante de Cristo: «¡Consumado es!» [Juan 19:30]

Permítanme recordarles las últimas palabras de Hugh Latimer, pronunciadas a través de las llamas a su compañero que estaba atado a la misma hoguera: «Tenga buen ánimo maestro Ridley; por la gracia de Dios este día encenderemos una vela en Inglaterra, la cual confío que nunca se apagará!» Trágicamente, la vela encendida por cientos de miles de fieles mártires quemados en la hoguera apenas titila (si no está ya apagada), y corre peligro de apagarse por completo. El jefe de una de las cadenas de televisión cristiana más grande del mundo, Paul Crouch, menosprecia a los mártires llamando a los problemas por los que murieron mera semántica; y se burla de los reformadores al declarar ortodoxas las herejías que desencadenaron la Reforma.

Enfrentando a los católicos (y evangélicos engañados) con amor

Aquellos que creen las mentiras de Roma y siguen su evangelio de obras para salvación están perdidos. Al no reconocer este hecho, muchos líderes evangélicos y expertos en sectas han sido engañados por éstos y necesitan ser confrontados e informados. Qué trágico asumir que los católicos son cristianos que simplemente tienen algunas creencias y prácticas periféricas que parecen peculiares a los protestantes pero que no les impedirán ser salvos. Un evangelio falso es un evangelio falso, y condena a los que lo creen, ya sea predicado por el mormonismo o el catolicismo. Una secta es una secta. Los católicos romanos, como los miembros de otras sectas, necesitan que se les trate con compasión, advertirles de las mentiras y presentarles el verdadero evangelio, el único que puede salvarlos.

Si le preocupa la creciente cooperación entre las organizaciones católicas y los principales ministerios evangélicos, escríbeles y pregúnteles cuál es su posición sobre este tema crítico. Las preguntas podrían ser: 1) ¿Cuál es la posición de su organización con respecto a las doctrinas católicas? 2) ¿Cuál es su posición respecto a la participación organizativa con los católicos en materia de evangelización mundial? 3) ¿Está actualmente involucrado, ya sea de manera oficial o extraoficial, con algún grupo u organización católica laica o clerical? Si es así, ¿en qué se fundamenta y con qué fin?


Nota: Los encabezados y los sangrados de las citas han sido añadidos por el editor.


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