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El significado de la palabra Pesaj

Elías frente a Baal

Fuente: One For Israel

La Pascua (pesaj, פסח en hebreo) fue, en esencia, un enfrentamiento contra el Todopoderoso: el Dios de Israel frente a todos los demás dioses que se levantaron en competencia y oposición. Cada plaga mostró el poder de Dios sobre cada deidad de los egipcios y sus supuestos dominios, ya fuera el río, el sol, las ranas y, en última instancia, la vida y la muerte. El Pesaj precede a la gran redención del libro de Apocalipsis, que incluye plagas y elementos similares; no obstante, Dios gana. Incluso sobre la muerte. Y nosotros, su pueblo, somos liberados.

Sin embargo, la palabra «pesaj» es algo extraña. Pensamos que significa «pasar por alto», pero también se utiliza para «cojo». Puede significar saltar o cojear; estar quieto o saltar por encima. En la historia del Éxodo podemos imaginar al Ángel de la Destrucción «saltando» sobre los dinteles, o en el Ángel del Señor guardando la puerta. De cualquier manera, el trabajo se ha realizado: se logra la salvación y se evita la muerte. Hay otro lugar paralelo donde se usa la palabra pesaj y ambos significados opuestos parecen encajar, lo que creo que también arroja luz sobre la Fiesta de la Pascua.

El Pesaj en la historia de Elías

La palabra pesaj (פסח) no aparece a menudo en la Biblia, pero en la historia de Elías y los profetas de Baal aparece dos veces en el mismo capítulo.

«Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis [pesachim פֹּסְחִים,“cojeareis”] vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.» (1 Reyes 18:21)

Como vemos, no importa si estaban saltando o cojeando, o incluso si tenían un pie a cada lado del campamento, porque el significado termina siendo el mismo. Esos israelitas estaban en un dilema y tenían que tomar una decisión.

«Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres. Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ese sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho. Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo. Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando [פַסְּחוּ] cerca del altar que habían hecho.» (1 Reyes 18:22-26)

Un pie a cada lado

Dios se toma en serio la idolatría. Un vistazo al libro de Isaías debería tan siquiera convencerlo de esto; y los dos mandamientos más importantes son clarísimos al respecto. Elías llamó a todo Israel a reunir a los profetas de Baal para forzarlos a elegir:

«Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.» (1 Reyes 18:21)

Luego expuso los parámetros del desafío del sacrificio. Varios cientos de años antes, Moisés también había llamado a todo Israel para presentarles las instrucciones de este sacrificio tan importante:

«Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua. Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana. Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará [פָסַח] Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.» (Éxodo 12:21-23)

Por supuesto, el pueblo de Israel era libre de elegir si quería seguir estas instrucciones o no. La elección y el desafío estaban ante el pueblo: vivir en subyugación y esclavitud en el Egipto adorador de ídolos o escapar de la muerte, dejar la esclavitud para siempre y adorar solo al Dios de Israel. Uno puede pensar que la respuesta es obvia, pero de alguna manera muchos no se dan cuenta de que en la actualidad están en la misma situación. De manera similar, las tribus de Israel en el Monte Carmelo tenían la opción y el desafío de dejar de vacilar/cojear/saltar entre dos opiniones y poner ambos pies firmemente en un campamento: «Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él.» Eligieron a Baal, poniéndose a riesgo.

¡No te cortes!

«Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.» (1 Reyes 18:28-29)

Por supuesto, nadie prestó atención. Sus «dioses» no pueden salvar. Pero este tema de derramar sangre y autoflagelarse…el tema del sacrificio, incluso el sacrificio de niños, muestra el reconocimiento básico de que la sangre es de alguna manera necesaria. Pero esta sangre no sirve. Tiene que ser la sangre del cordero.

La forma en que se usa la palabra «pascua» en Éxodo también puede referirse al cordero. En Éxodo 12:12 leemos:

«Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua.» (Éxodo 12:21)

Moisés les dijo a los ancianos de Israel que se retiraran, o sacaran, y tomaran corderos para su familia, y luego, literalmente, sacrificaran el pesaj, la pascua. Las traducciones al inglés agregan la palabra «cordero» al final para mayor claridad, pero no está en el hebreo. Moisés podría haber dicho simplemente que tomasen corderos pascuales y los sacrificasen, pero vemos tres acciones: 1) retirarse o alejarse, 2) tomar corderos para sus familias y 3) sacrificar el pesaj (singular). A la luz del relato de Elías, podríamos aplicarlo a nuestro propio compromiso con Dios: apartarnos de nuestras viejas costumbres, de nuestros «ídolos» o falsas seguridades en las que tendemos a apoyarnos, aferrarnos al Cordero de Dios inmolado por nosotros para nuestra salvación, y acabar (matar) con todo titubeo y vacilación entre Dios y la idolatría.

Elige este día a quién servirás

Leemos en Éxodo 12:38 que una «multitud de toda clase» de egipcios acompañó a los israelitas en su salida. La oferta estaba abierta a israelitas y egipcios para escoger entre creer y obedecer al Dios de Israel o confiar en sus propios sistemas y deidades. Aquellos que dieron el salto de fe y eligieron seguir al Dios de Israel fueron salvos.

En lugar de estar a horcajadas, con un pie a cada lado, aproveche esta oportunidad hoy para elegir en cual plantará ambos pies. En esta pascua tome la decisión de no cojear entre dos opiniones, sino de optar firmemente por encomendar tu vida y tu futuro al Dios de Israel, dejando de lado cualquier otra cosa que compita por tu cariño, tiempo y corazón. Deja la tierra de la esclavitud y escapa con Él. Pon todo lo demás en segundo lugar bajo Dios y adóralo sólo a Él, al Todopoderoso que te salva y te ama.

«Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.»(Josué 24:14-15)


Nota del editor: Debemos recordar que la verdadera Pascua se cumple en Jesús (Yeshua). No es ningún pecado celebrar la Pascua judía siempre y cuando pongamos nuestro enfoque en Jesús, el Cordero de Dios. 

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