—Enguardia
Se acerca la Pascua y muchos—o algunos—de nosotros ya empezamos a recordar lo que aconteció hace unos dos mil años en una provincia del antiguo imperio Romano llamada Judea. Sin embargo hay mucha gente que todavía no sabe que esta fiesta en realidad empezó hace unos 3.500 años en un lugar muy alejado de Jerusalén. En general, cuando pensamos en la pascua nunca se nos pasa por la cabeza que lo que estamos celebrando es en realidad una fiesta judía. Curiosamente la Pascua es tanto para los judíos como para los cristianos la fiesta más importante del año; o así debería de serlo.
La palabra Pascua viene del hebreo פֶּסַח pesaj (repuesto, immunidad) y ésta de פָּסַח pasaj (pasar por encima). Algunos ya habrán empezado a ver la conexión que hay con nuestra fiesta. La pascua conmemora la liberación del pueblo de Israel de las garras de Egipto (Éxodo 12). La última plaga que iba a caer sobre esta tierra era la de la muerte de los hijos primogénitos. Para salvar a los hijos de Israel, Dios ordenó que en el día 10 de Nisán (que pasaría a ser, desde entonces el primer mes del año) cada casa, es decir, cada familia tenía que seleccionar un cordero sin mancha y guardarlo hasta el día 15 (i) del mismo mes. Por la tarde de ese mismo día cada cordero sería sacrificado públicamente por toda la asamblea. Después, cada familia debía encargarse personalmente de poner la sangre del cordero en el poste y en el dintel de su casa. De esta manera Dios (Yehová), al ver la sangre, “pasaría por encima” de su ira; guardado a los hijos de la muerte.
Unos 1.500 años más tarde Jesús caminaba rumbo a Jerusalén sentado en un asnillo; tal como habían predicho las profecías. Al entrar, una multitud de personas salieron a recibirle cantando un Salmo (118:25-26):
!Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, (el Rey de Israel)!
Hosanna es literalmente «hoshiah na» (הוֹשִׁיעָה נָּא), que quiere decir “por favor salva” o “salva ahora”. Esto aconteció en el día 10 de Nisan; el día en el cual el pueblo de Israel tenía que escoger el cordero sin mancha. Durante los 4 próximos días el pueblo debía examinar su animal para asegurarse que no tenía defecto y fuera aceptable como sacrificio. Durante estos días Jesús también iba a ser inspeccionado. Los fariseos, saduceos, escribas y otros se acercaron a Él para “inspeccionarlo” mediante diferentes pruebas y «acertijos» (buscaban algo de que acusarlo), pero encontraron que era tam (תָּם); es decir, sin mancha.
Poco después Jesús tendría la última cena con sus discípulos, que era en realidad una temprana pascua. En esta cena Jesús asoció la Matzá, o pan sin levadura (ii), con su cuerpo y la copa de vino con su sangré derramada (Mateo 26:26-29). Jesús fue sacrificado al atardecer del día 14 de Nisan, que correspondía proféticamente con el momento en el cual los corderos personales de cada casa debían de ser sacrificados. Estos sacrificios se hacía delante de la asamblea; de la misma manera, Jesús fue sacrificado delante de todo el pueblo. Estuvo en la cruz durante seis horas judías; de las 9 de la mañana a las 3 de la tarde. Se llevaron el cuerpo antes de ponerse el sol, justo antes de empezar la pascua; de acuerdo con la ley mosaica. De la misma manera que la primera pascua fue un presagio de la liberación del pueblo judío de la esclavitud en Egipto, el “último” sacrificio representó la liberación de la humanidad del pecado y la muerte. De esta forma Jesús “pasa por encima” los pecados de aquellos que escogen llevar el gran cordero a sus casas para cenar con él. Unas horas más tarde sería entregado a los kohanim (sumo sacerdotes) por el mismo Judas. Curiosamente el Sanedrín condenó falsamente a Jesús por haber blasfemado, pero sin darse cuenta lo habían seleccionado como cordero sin mancha, listo para el sacrificio. La cruz del calvario es el altar y el templo donde se sacrificó el gran cordero sin mancha.
i. A diferencia de nuestro calendario solar que proviene de los antiguos calendarios paganos, el calendario judío es lunar. Por lo tanto cada mes tiene unos 29,5 días; que es un ciclo lunar. Esto hace que el año judío tenga tan solo 354 día, i no 365. Pero para asegurarse de que sus fiestas ocurran en el tiempo determinado, otro mes es añadido (Adar II) cada 2 o 3 años. El día judío empieza cuando se pone el sol y las tres primeras estrellas aparecen. Por lo tanto, los días festivos en realidad se empiezan a celebrar la noche del día anterior (según nuestro calendario).
ii. La levadura representa algo que no es natural, algo hecho por los hombres. De esta forma, cuando Jesús dice que tengamos “cuidado de la lavadura de los fariseos”, lo que nos está diciendo (a mi modo de ver las cosas) es que tengamos cuidado de aquellos que intentan meter preceptos nuevos; es decir, que no son naturales. También la levadura hace crecer el pan, por lo que puede representar un símbolo de arrogancia. Durante la pascua (Exodo 12) los judíos deben de comer pan sin levadura y yerbas amargas. El pan sin levadura representa la rapidez con la que tuvieron que escapar. La yerbas amargas representan las dificultades por las que pasaron.
iii. La hora judía (tradicional) no es la misma que la nuestra. Ésta se calcula a partir del tiempo que transcurre desde la salida a la puesta del sol. Después esto se divide en 12 partes iguales. A esto se le llama sha’ah zemanit, “hora proporcional”. Como la duración de la luz del día cambia según la estación del año, la hora judia también variará. Por ejemplo, si el sol sale a las 4:30 de la mañana y se pone a las 6 de la tarde, el numero total de horas (con luz) son 15. Si a esto le multiplicamos 60 (minutos) nos dará 900, que dividido por 12 es 75. Por lo tanto cada hora tendrá 75 minutos. La sexta hora seria entonces 450 minutos, que equivale a las 11:30 de la mañana.
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