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¿En qué creen los mormones?

Mujer con el Libro de Mormón - Bailey Burton

10 diferencias esenciales entre la doctrina mormona y evangélica

¿Alguna vez te has preguntado cómo dos sistemas de creencias que mencionan a Jesús pueden tener visiones tan opuestas sobre Dios, el propósito humano y el más allá? El mormonismo y el cristianismo evangélico ofrecen perspectivas radicalmente diferentes sobre la divinidad, la salvación y la eternidad. El mormonismo, oficialmente conocido como la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (SUD), es una tradición religiosa fundada en 1830 por José Smith en los Estados Unidos. Los mormones creen que su fe es una restauración del cristianismo original, perdido tras una “Gran Apostasía”. Su teología se basa en la Biblia, el Libro de Mormón y otros textos sagrados, así como en las enseñanzas de sus profetas modernos.

Este artículo desglosa 10 diferencias esenciales entre estas doctrinas, revelando cómo impactan profundamente la manera en que sus seguidores entienden su fe y su destino eterno. ¿Listo para explorar estas contradicciones? Sigue leyendo.

1. Los hombres tienen el potencial de convertirse en dioses y gobernar sus propios mundos

Doctrina Mormona:
El mormonismo enseña la posibilidad de la exaltación, según la cual los hombres pueden alcanzar la divinidad y gobernar su propio universo. Basado en el principio: “Así como el hombre es, Dios una vez fue. Así como Dios es, el hombre puede llegar a ser”. Esta creencia se fundamenta en el discurso de Lorenzo Snow y se desarrolla en las escrituras mormonas, como la Perla de Gran Precio.

Doctrina Evangélica:
El cristianismo evangélico sostiene la unicidad de Dios, enfatizando que no hay otros dioses antes o después de Él (Isaías 43:10). Aunque los humanos son creados a imagen de Dios (Génesis 1:27), no comparten su esencia divina. El propósito humano es glorificar a Dios y disfrutar de su presencia eternamente, una visión que contrasta con el antropocentrismo mormón.

2. José Smith tiene las llaves de la última dispensación

Doctrina Mormona:
En el mormonismo, José Smith es considerado el profeta elegido para restaurar el evangelio en su pureza original después de la «Gran Apostasía». Los mormones creen que recibió las llaves de la última dispensación, estableciendo la verdadera iglesia de Cristo en los últimos días.

Doctrina Evangélica:
Muchos evangélicos creen que al final de los tiempos va a haber una gran apostasía, pero no va a haber una restauración universal. Para ellos, Jesús es el único que posee todas las llaves de autoridad espiritual (Mateo 16:18-19), y el Espíritu Santo ha guiado la iglesia desde Pentecostés. Afirman que Cristo es suficiente y rechazan la autoridad profética adicional de José Smith.

3. Las personas han existido eternamente

Doctrina Mormona:
El mormonismo enseña que las almas humanas, denominadas “inteligencias”, son eternas y preexistentes. Estas fueron organizadas por Dios como espíritus y enviadas a la tierra para recibir cuerpos físicos, en línea con la doctrina del progreso eterno.

Doctrina Evangélica:
La doctrina evangélica afirma que solo Dios es eterno (Salmo 90:2) y que cada alma humana es creada por Él en un momento específico (Isaías 44:24). La idea de una existencia preterrenal carece de apoyo bíblico, subrayando una comprensión distinta sobre el origen humano.

4. Adán recibió mandamientos conflictivos en el Jardín del Edén

Doctrina Mormona:
El mormonismo enseña que la caída de Adán y Eva fue un paso necesario para llevar a cabo el plan de salvación de Dios. Según esta perspectiva, Adán y Eva recibieron dos mandamientos que parecían contradictorios: no comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, y multiplicarse y llenar la tierra. Dado que el estado de inocencia de Adán y Eva no les permitía procrear, desobedecer el primer mandamiento se volvió esencial para cumplir el segundo. Por lo tanto, la caída no se considera un pecado trágico, sino una transgresión necesaria para avanzar en el plan divino, permitiendo a la humanidad experimentar la mortalidad, el aprendizaje, y el crecimiento espiritual. Esta idea se apoya en escrituras mormonas como el Libro de Moisés y el Libro de Mormón (2 Nefi 2:25), que afirman que “Adán cayó para que los hombres existiesen, y existen los hombres para que tengan gozo”.

Doctrina Evangélica:
Los evangélicos, por su parte, interpretan la caída como un acto de desobediencia directa al mandato de Dios (Génesis 3:6-7). Aunque reconocen que Dios, en su soberanía, utilizó la caída como parte de su plan redentor, la consideran una tragedia que introdujo el pecado, la muerte, y la separación de Dios al mundo (Romanos 5:12). Para los evangélicos, no hubo mandamientos contradictorios en el Jardín del Edén, ya que el mandato de no comer del fruto prohibido tenía prioridad como un acto de obediencia hacia Dios. La caída es vista como el resultado del libre albedrío humano y no como una necesidad divina. Este contraste enfatiza una visión más negativa de la caída, subrayando la necesidad de la redención a través de Cristo para restaurar la relación con Dios.

5. Dios Padre y Jesús tienen cuerpos de carne

Doctrina Mormona: Los mormones enseñan que Dios Padre posee un cuerpo físico de carne y hueso, tangible y glorificado, al igual que Jesucristo. Esta creencia se basa en las revelaciones de José Smith, fundador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, quien afirmó haber visto al Padre y al Hijo como seres corporales separados. Además, en Doctrina y Convenios 130:22 se declara: “El Padre tiene un cuerpo de carne y hueso tan tangible como el del hombre; también el Hijo; pero el Espíritu Santo no tiene cuerpo de carne y hueso, sino que es un personaje de espíritu”.

Doctrina Evangélica: Los evangélicos sostienen que Dios es espíritu, conforme a Juan 4:24, y no posee un cuerpo físico. La doctrina de la Trinidad establece que Dios existe eternamente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, compartiendo una única esencia divina. Aunque Jesucristo asumió una naturaleza humana en la encarnación, su divinidad permanece inmutable y eterna. Esta comprensión subraya la trascendencia y omnipresencia de Dios, quien no está limitado por una forma física.

6. Lucifer es el hermano espiritual de Jesús

Doctrina Mormona:
En la teología mormona, todos los seres humanos, incluidos Jesús y Lucifer, son considerados hijos espirituales de Dios Padre, creados en un estado preterrenal como espíritus. Jesús es el primogénito de esta creación espiritual, mientras que Lucifer, también creado como un espíritu perfecto, eligió rebelarse contra Dios. Según esta enseñanza, Lucifer se opuso al plan de salvación presentado por Jesús, proponiendo en su lugar un plan alternativo que garantizara la salvación de todos, eliminando el libre albedrío. Por esta rebelión, fue expulsado del cielo junto con los espíritus que lo siguieron y se convirtió en Satanás, el adversario de Dios y la humanidad.

Doctrina Evangélica:
Los evangélicos rechazan completamente la idea de que Jesús y Lucifer sean hermanos espirituales. Jesús es eterno, no creado, y comparte la misma esencia divina que Dios Padre y el Espíritu Santo (Juan 1:1-3, Colosenses 1:16-17). Lucifer, en contraste, es un ángel creado por Dios, conocido como el querubín protector antes de su caída debido a su orgullo y deseo de ser como Dios (Isaías 14:12-15, Ezequiel 28:14-17). En la doctrina evangélica, no existe ninguna relación familiar entre Jesús y Lucifer, ya que Jesús es el Creador y Lucifer es una criatura.

7. La salvación se basa en los requisitos de la Iglesia Mormona

Doctrina Mormona:
En el mormonismo, la gracia de Cristo es esencial para la salvación, pero está condicionada al esfuerzo humano y la obediencia a las leyes y ordenanzas de la Iglesia. Según el Libro de Mormón: “Por gracia somos salvos, después de todo lo que podamos hacer” (2 Nefi 25:23). Esto implica que la salvación requiere una combinación de fe, obras, y cumplimiento de los requisitos de la Iglesia, como el bautismo y el matrimonio en el templo.

Doctrina Evangélica:
El cristianismo evangélico enseña que la salvación es completamente por gracia, un regalo inmerecido que se recibe solo a través de la fe en Jesucristo (Efesios 2:8-9). Las buenas obras son el resultado de una fe genuina y el testimonio de una vida transformada, pero no un requisito para ganar la salvación. Este enfoque subraya que la obra de Cristo en la cruz es suficiente para redimir completamente a los creyentes.

8. Las parejas casadas en un templo mormón están unidas para siempre

Doctrina Mormona:
El matrimonio eterno es clave en el mormonismo. Las parejas selladas en los templos están unidas no solo en la vida terrenal, sino también en la eternidad. Este sellamiento promete que, si son fieles, estarán juntas en el reino celestial y podrán tener descendencia espiritual en el más allá, participando en la creación de nuevos mundos. La familia eterna es central para la teología mormona, y las ordenanzas del templo buscan unir generaciones en la eternidad.

Doctrina Evangélica:
Los evangélicos citan Mateo 22:30, donde Jesús enseña que en la resurrección no habrá matrimonio, ya que los creyentes serán como los ángeles en el cielo. En esta visión, la relación más importante en la eternidad es con Dios, no con las estructuras familiares. Ven el concepto mormón de matrimonios eternos como carente de base bíblica y subrayan que la “familia de Dios” abarca a todos los creyentes, no solo relaciones terrenales.

9. La verdadera Iglesia es la mormona

Doctrina Mormona:
Los mormones sostienen que su iglesia es la única verdadera y que fue restaurada por José Smith después de siglos de lo que llaman la “Gran Apostasía”. Según esta enseñanza, las demás denominaciones cristianas se desviaron de la verdad, y solo a través de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se puede acceder a la salvación completa y participar en las ordenanzas necesarias para alcanzar la exaltación.

Doctrina Evangélica:
Los evangélicos entienden la iglesia como un cuerpo universal compuesto por todos los creyentes nacidos de nuevo, independientemente de su denominación (1 Corintios 12:12-13). Creen que la diversidad denominacional refleja diferencias secundarias, pero no altera la unidad esencial en Cristo. La salvación, para ellos, no está limitada a una organización específica, sino que depende de una relación personal con Jesús como Señor y Salvador.

10. El Libro de Mormón es tan importante como la Biblia

Doctrina Mormona:
El mormonismo reconoce la Biblia como escritura sagrada “en la medida en que esté traducida correctamente”, pero otorga igual o mayor autoridad a otros textos, como el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, y La Perla de Gran Precio. Además, los profetas modernos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son considerados receptores de revelaciones divinas continuas, lo que puede expandir o reinterpretar las enseñanzas existentes.

Doctrina Evangélica:
El cristianismo evangélico afirma la suficiencia y la autoridad final de la Biblia como la Palabra inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16-17). Rechaza cualquier revelación posterior que contradiga las Escrituras, argumentando que Dios ha dado una revelación completa y suficiente para la fe y la práctica cristiana. Para los evangélicos, la Biblia es el estándar inmutable frente a cualquier interpretación humana.

Conclusión

Las diferencias doctrinales entre el mormonismo y el cristianismo evangélico no son meros matices, sino contrastes fundamentales que redefinen la naturaleza de Dios, la salvación y la eternidad. El mormonismo, con su creencia en la exaltación humana y un Dios Padre con cuerpo físico, se aparta significativamente del cristianismo bíblico. Rechaza la Trinidad, niega la coigualdad eterna de Jesús con el Padre, e introduce doctrinas adicionales como la preexistencia de las almas y la posibilidad de que los hombres se conviertan en dioses. Estas enseñanzas, basadas en las revelaciones de José Smith, reinterpretan las Escrituras y presentan un sistema teológico antropocéntrico, centrado en el progreso humano hacia la divinidad.

En contraste, el cristianismo evangélico enfatiza la soberanía de Dios, la suficiencia de Cristo y la salvación exclusivamente por gracia mediante la fe. Los evangélicos mantienen que Dios Padre es espíritu, que Jesús es eterno y divino, y que las Escrituras son la única fuente de autoridad espiritual. Estas diferencias muestran que, aunque ambas tradiciones puedan compartir términos comunes, sus caminos conducen a visiones profundamente divergentes con respecto a Dios y a la salvación.

 

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