Jerusalén — Una inscripción asiria de hace unos 2.700 años fue hallada en una excavación arqueológica cerca del Monte del Templo, en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Según anunció este miércoles la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA, por sus siglas en inglés), se trata de la primera prueba escrita hallada en la ciudad que documenta las relaciones entre el Imperio asirio y el Reino de Judá.
El texto está grabado en un pequeño fragmento de cerámica de apenas 2,5 centímetros, en escritura cuneiforme y lengua acadia. La inscripción hace referencia a un retraso en el pago, el primer día del mes de Av, y al título de un funcionario asirio, «portador de las riendas», un cargo que aparece mencionado en los registros históricos asirios como parte del entorno real.
Un análisis científico de la arcilla ha revelado que procede de la región del Tigris, donde se ubicaban los principales centros del Imperio asirio, como Nínive, Asur y Nínive.
Un hallazgo en el corazón de Jerusalén
El fragmento se encontró en el material extraído de las excavaciones el Parque Arqueológico Davidson, junto al Muro de las Lamentaciones, en una investigación conjunta de la IAA y la Fundación Ciudad de David. Según los expertos, la pieza formaría parte de una bulla, un sello real con inscripción que servía para cerrar documentos oficiales. El doctor Peter Zilberg, asiriólogo de la Universidad de Bar-Ilan, explicó que probablemente se trataba de un aviso de impuestos enviado por el emperador asirio al rey de Judá, lo que reflejaría la situación descrita en la Biblia tras la conversión de Judá en un reino vasallo de Asiria después de la destrucción del Reino de Israel.
«Este artefacto es probablemente un fragmento de una bulla real, un tipo de sello que resumía brevemente el contenido del documento que cerraba», explicó Zilberg a The Times of Israel. «Muchas de estas bullas se usaban para sellar cartas o decretos dirigidos a personajes de alto rango».

Contexto histórico: la revuelta de Ezequías
Los investigadores la datan entre finales del siglo VIII y mediados del VII a. C., un período marcado por conflictos. Según Zilberg, «fue una época turbulenta. Por ejemplo, tenemos la revuelta del rey Ezequías contra el monarca asirio Senaquerib. Ezequías retrasó el pago de tributos, lo que llevó a Senaquerib a marchar contra Jerusalén».
Este episodio está documentado tanto en la Biblia como en fuentes asirias. El Segundo Libro de los Reyes (18:13-14) narra:
«A los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. Entonces Ezequías rey de Judá envió a decir al rey de Asiria que estaba en Laquis: Yo he pecado; apártate de mí, y haré todo lo que me impongas. Y el rey de Asiria impuso a Ezequías rey de Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro.»
Estos acontecimientos también están registrados en los Prismas de Senaquerib, cilindros de arcilla que contienen la crónica oficial de sus campañas militares.
Aunque el fragmento hallado no conserva el año exacto de emisión, Zilberg señaló que «podría corresponder a ese período o a uno posterior, bajo los sucesores de Ezequías». En cualquier caso, refleja fielmente el relato bíblico del retraso en el pago de tributos a los asirios, lo cual es sumamente significativo».
Hasta ahora, solo se conocían referencias a Judá y Jerusalén en textos encontrados en Asiria que mencionaban a emisarios, comerciantes y viajeros judíos. Sin embargo, esta es la primera vez que se halla una inscripción de este tipo en Jerusalén.
El rabino Amichai Eliyahu declaró que «el descubrimiento de la inscripción asiria del período del Primer Templo en el corazón mismo de Jerusalén es una evidencia impresionante del estatus de la ciudad como capital del Reino de Judá hace unos 2.700 años, y de la profundidad de sus vínculos con el Imperio asirio, tal como lo describe la Biblia. Este raro hallazgo ilustra, una vez más, nuestras profundas raíces en Jerusalén, que es el centro espiritual y nacional del pueblo judío.»

El hallazgo y su contexto arqueológico
La pieza fue descubierta por uno de los participantes del proyecto «Experiencia Arqueológica» en el Parque Nacional Emek Tzurim, donde se tamiza la tierra procedente de distintas excavaciones de Jerusalén.
Según la directora de la excavación, la doctora Ayala Zilberstein, el fragmento proviene del borde del canal de drenaje central de la ciudad, que data de hace unos 2000 años, aunque en esa zona también se halló una estructura monumental del período del Primer Templo.
«El edificio, ubicado en la ladera occidental del monte del Templo, parece haber funcionado como un centro administrativo», explicó Zilberstein. «El hallazgo de esta inscripción y de otros sellos aún no publicados confirma que se trataba de un lugar de gran importancia vinculado al entorno del rey».
Zilberg destacó la colaboración interdisciplinaria entre arqueología, historia y ciencia que permitió obtener tanta información de un fragmento tan pequeño.
«Tenemos una conexión directa entre la arqueología, la Biblia y la historia del antiguo Cercano Oriente», señaló. «Como historiador, este hallazgo es como una linterna que ilumina la niebla del pasado. Cada inscripción como esta nos permite ver con claridad un pequeño fragmento de la historia. Es realmente emocionante».
Sé el primero en comentar