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7 respuestas clave sobre el arrebatamiento de la iglesia

el arrebatamiento de la iglesia

por Enguardia

El arrebatamiento de la iglesia es el evento en el que Jesucristo vendrá a buscar a los creyentes para llevarlos con Él al cielo. La palabra proviene del griego harpazō, que significa «arrebatar con fuerza» o «rescatar rápidamente». Según 1 Tesalonicenses 4:17, tanto los creyentes que hayan muerto como los que estén vivos en ese momento serán transformados para encontrarse con el Señor.

Desde los primeros días del cristianismo, la segunda venida de Cristo ha sido la esperanza viva de la Iglesia. Antes de su crucifixión, Jesús prometió: «Vendré otra vez y os tomaré conmigo» (Juan 14:3). Aunque hay millones de personas que siguen creyendo en esta promesa, hoy en día existe mucha controversia sobre cómo y cuándo ocurrirá este acontecimiento.

En los últimos años, se han producido numerosos intentos fallidos de predecir la fecha de su venida, lo que ha provocado burlas y ataques contra esta doctrina. Sin embargo, ya se había advertido en la Biblia que en los últimos tiempos vendrían burladores de la promesa de su advenimiento (2 Pedro 3:3-4). Por ello, es necesario examinar con seriedad qué enseña realmente las Escrituras sobre el arrebatamiento.

En este estudio, responderemos a las siguientes preguntas:

  1. ¿Qué es el arrebatamiento de la iglesia?
  2. ¿En que se basa la doctrina del arrebatamiento de la iglesia?
  3. ¿Cuáles son las diferentes posturas sobre el arrebatamiento?
  4. ¿Qué postura sobre el  arrebatamiento es la correcta?
  5. ¿Podemos saber el día exacto del arrebatamiento?
  6. ¿Es el arrebatamiento una doctrina moderna?
  7. ¿Hay ejemplos bíblicos del arrebatamiento de la iglesia?

  ¿Qué es el arrebatamiento de la iglesia?

El arrebatamiento de la iglesia es el momento en que Cristo recogerá a su pueblo para llevárselo con él al cielo. En ese momento, los muertos en Cristo resucitarán y los creyentes vivos serán transformados repentinamente. Este evento representa la esperanza gloriosa de la iglesia y su rescate antes del juicio final. El apóstol Pablo describe este evento como un momento sorpresivo en el cual Cristo aparecerá en los cielos para recoger a su iglesia, tanto a los muertos resucitados como a los creyentes que estén vivos en aquel momento, quienes serán transformados “en un abrir y cerrar de ojos” (1 Cor. 15:52) .

El motivo principal de este acontecimiento es librar a todos los creyentes en Cristo de la gran tribulación que se avecina (Dn. 12:1, Jr. 30:7, Mt. 24:21). La gran tribulación se entiende como un tiempo de juicio en el que la ira de Dios se derramará sobre la Tierra. Sin embargo, incluso en esos tiempos, Dios mostrará su misericordia enviando ángeles y profetas que llamarán a la gente al arrepentimiento. La gran mayoría serán perseguidos y perecerán, pero serán salvos y se reunirán con Cristo en el cielo.

El secuestro de la iglesia no será secreto, como los secuestros de los extraterrestres, que solo afectan a un grupo pequeño de personas. El milagro que Dios tiene preparado será uno de los acontecimientos más increíbles de la historia, a la altura de la crucifixión y resurrección de Cristo. Todo el mundo conocerá o habrá oído hablar de alguien que haya sido arrebatado. Esto hará que muchos se conviertan antes o durante la gran tribulación.

Aunque el arrebatamiento y la transformación de nuestros cuerpos sucederán en el mismo evento, no se debe concluir necesariamente que estos acontezcan exactamente en el mismo momento. Algunos libros y películas han popularizado la idea de que apareceremos instantáneamente en el cielo con cuerpos glorificados. Sin embargo, es muy posible que haya un lapso de tiempo entre la transformación instantánea de nuestros cuerpos (1 Cor. 15:52) y nuestro encuentro con Cristo en las nubes (1 Tes. 4:17).

¿En qué se basa la doctrina del arrebatamiento de la iglesia?


El arrebatamiento de la iglesia se basa en que Dios no ha destinado a su pueblo a la ira venidera. La lógica es clara: si la gran tribulación representa la ira divina y la iglesia no está llamada a ese juicio, entonces los creyentes serán arrebatados y librados antes de que caiga sobre el mundo. Hay versículos como 1 Tesalonicenses 1:10; 5:9, y Romanos 5:9 que muestran que Jesús libra a los creyentes de la ira. Por tanto, la iglesia será arrebatada antes de la gran tribulación.

Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” —1 Tesalonicenses 5:9-11

El versículo anterior muestra dos aspectos fundamentales. En primera instancia, es importante comprender que Dios no desea que experimentemos su ira. Él anhela que todos estemos a salvo de la gran tribulación que se avecina, así como del juicio del infierno. Pero solo quienes creen y confían en él podrán escapar el día de su ira.

En segundo lugar, el texto afirma que este «escape» podría suceder cuando estemos vivos: «velar» significa estar vivo, esperando su venida, y «dormir», estar muerto, esperando la resurrección. Es decir, nuestros cuerpos serán transformados y nos reuniremos con él, ya estemos vivos o muertos.

Al leer la Biblia en su totalidad y en contexto, descubrimos que la gran tribulación forma parte de la ira divina. Sin embargo, Jesús promete protección especial a su Iglesia: en el Apocalipsis 3:10, Dios promete a quienes guarden su palabra y no nieguen su nombre que los protegerá «de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero». Por tanto, nuestra única vía de escape se basa en nuestra fe en Cristo.

¿Cuáles son las diferentes posturas sobre el arrebatamiento de la iglesia?

Existen tres interpretaciones principales del arrebatamiento de la iglesia: pre-tribulacional, mid-tribulacional y post-tribulacional. Cada una ubica este evento antes, durante o después de la gran tribulación y afecta directamente cómo el creyente entiende la ira de Dios y la segunda venida de Cristo.

Arrebatamiento pre-tribulacional

La postura pre-tribulacional sostiene que Cristo puede venir en cualquier momento para arrebatar a su iglesia antes de que comience el periodo de juicios conocido como la gran tribulación, descrito en Daniel 9 y Apocalipsis 6-18. Esta interpretación considera que la segunda venida de Cristo consta de varias fases. La primera tendrá lugar cuando Jesús se reúna con la Esposa (la iglesia) en el cielo. La segunda fase se producirá cuando Cristo descienda para establecer su reino en la Tierra.

Quienes defienden esta postura argumentan que los creyentes no están destinados a sufrir la ira de Dios y que Jesús los libra de ella (1 Ts 1:10; 5:9). Alegan que este concepto, que es recurrente a lo largo de toda la Biblia, es esencial para entender el propósito del arrebatamiento, así como para tener una idea más clara sobre el carácter de Dios.

Arrebatamiento mid-tribulacional

La postura mid-tribulacional sostiene que la iglesia atravesará la primera mitad de la tribulación (3 años y medio), pero será arrebatada antes de que se desate la ira plena de Dios en la segunda mitad. Según sus defensores, este arrebatamiento protege a los creyentes de la “ira más severa”, aunque no de toda la tribulación.

Los mid-tribulacionistas sostienen que la primera mitad de la tribulación (los sellos y las trompetas del Apocalipsis) son causados por el ser humano, es decir, no son una consecuencia directa de la ira de Dios. Según esta postura, la iglesia no está destinada a la ira de Dios, pero podría sufrir una persecución extrema.

Existe una variación de esta postura, conocida como arrebatamiento pre-ira (pre-wrath, en inglés), que sostiene que el rapto ocurre después de la segunda mitad, pero antes de la ira de Dios y de la segunda venida de Cristo. No obstante, esta visión no es ampliamente aceptada.

Arrebatamiento post-tribulacional

En la postura post-tribulacional, el arrebatamiento ocurre al final de la tribulación, formando parte del mismo evento que la segunda venida de Cristo, cuando la iglesia es llevada al cielo y Jesús regresa para juzgar la tierra. Los post-tribulacionistas creen que el arrebato y la segunda venida de Cristo son el mismo evento.

Sostienen que los creyentes deben pasar por aflicciones (Juan 16:33) y resaltan la perseverancia de los santos durante la tribulación. Uno de los textos principales que utilizan para apoyar su postura es Mateo 24:29-31, dónde se afirma que «después de la tribulación de aquellos días…juntará a sus escogidos.»

¿Qué postura sobre el arrebatamiento es la correcta?

La postura pre-tribulacionista sostiene que la iglesia será arrebatada antes de la gran tribulación. Es la interpretación que mejor se ajusta a la profecía bíblica y a la doctrina de la gracia, y que resulta más coherente y clara que las interpretaciones mid-tribulacionista y post-tribulacionista, que sitúan el arrebatamiento durante o al final de los juicios finales.

El pre-tribulacionismo sostiene que los creyentes no están destinados a la ira divina (1 Tes. 5:9), por lo que resulta incompatible afirmar que experimentarán la gran tribulación. En contraste, el post-tribulacionismo enseña que los creyentes no serán arrebatados al cielo antes de la gran tribulación; por el contrario, serán perseguidos y muchos morirán como mártires. Es decir, sufrirán las consecuencias de la maldad del ser humano durante ese período, pero no padecerán directamente la ira de Dios.

Sin duda, algunos pasajes bíblicos enseñan que habrá creyentes que morirán a causa de la persecución durante la tribulación (Mt. 24:9-10; Ap. 6:9-11; 7:13-14; 12:17). Sin embargo, la existencia de creyentes durante ese tiempo no implica necesariamente que no haya un rapto previo. Según la postura pre-tribulacionista, muchas personas se convertirán durante la gran tribulación; estos santos serán quienes sufran, directa o indirectamente, las consecuencias del juicio divino derramado sobre la tierra, mientras que los otros creyentes ya no estarán en este mundo.

No obstante, resulta inconsecuente —como proponen los post-tribulacionistas— afirmar que Dios protegerá a los fieles de todos los eventos cataclísmicos que sacudirán la tierra (algo difícil de sostener), pero no de la persecución. Si Dios puede resguardarlos de su propia ira, ¿por qué no habría de protegerlos también de la persecución durante la tribulación? 

Ciertamente, varios pasajes de Apocalipsis hablan de una protección especial sobre aquellos que llevan el sello de Dios en sus frentes (Ap. 7:3-4; 9:4; 12:6, 14). Sin embargo, estos textos hacen referencia específicamente al pueblo de Israel, y no a los creyentes en general. Como veremos más adelante, esta protección particular sobre su pueblo ya es claramente visible en el libro del Éxodo. En cualquier caso, en Apocalipsis se observa que Dios los protege tanto de la persecución (Ap. 12:6, 14) como de su ira (Ap. 7:3-4; 9:4), aunque esta protección parece manifestarse especialmente a partir de la segunda mitad de la tribulación.

La postura mid-tribulacionista sostiene que la ira de Dios se desatará tras la segunda mitad (tres años y medio) de la tribulación, pero los creyentes serán arrebatados antes del inicio de la «Gran Tribulación». En otras palabras, la ira de Dios comenzará realmente en la segunda mitad de la tribulación, justo antes del arrebatamiento de la iglesia. Sin embargo, esta postura también plantea varios problemas.

En primer lugar, el capítulo 6 del Apocalipsis muestra cómo el Cordero (Cristo) es el único capaz de abrir los sellos, lo que da inicio a una serie de eventos que llamamos la Gran Tribulación. Esto es significativo, ya que nos muestra que es Cristo mismo quien provoca los terribles acontecimientos descritos en los capítulos siguientes. En segundo lugar, cuando el Cordero abre el sexto sello (Ap. 6:12-17), se desencadena una serie de acontecimientos que incluyen:

    1. El sol se oscurece como tela de silicio
    2. La luna se vuelve como sangre
    3. Las estrellas del cielo caen sobre la tierra
    4. El cielo se desvanece como un pergamino
    5. Los montes y las islas son trasladados

Los habitantes de la tierra reconocen lo que está sucediendo: «La ira del Cordero… ha llegado» (Ap. 6:17). Al concluir el sexto sello, no hay duda de que el juicio de Dios ha llegado a la Tierra. Sin embargo, la postura mid-tribulacionista alega que ninguno de los cinco puntos expuestos anteriormente forma parte de la ira de Dios. Sostienen que esto es simplemente un indicador de que la ira de Dios está a punto de llegar.

No obstante, esto parece bastante incoherente, ya que durante el transcurso de la apertura de los sellos morirá la cuarta parte de la población mundial a causa de guerras y pestes, sin contar los eventos cataclísmicos que también acabarán con la vida de muchas personas. Los eventos descritos encajan mejor con una visión pre-tribulacionista. Son más coherentes con el texto.

Otro punto a considerar, que refuerza la visión de un arrebatamiento antes de la Tribulación, es que esta encaja bien con la idea de que «nadie sabe el día ni la hora» de la venida de Cristo (Mateo 24:42-44). Sin embargo, tanto en la postura mid-tribulacionista como en la post-tribulacionista se podrá discernir e incluso calcular el «día» de su llegada. En la visión mid-tribulacionista, sabremos que el arrebatamiento y la llegada de Cristo están cerca porque veremos las señales descritas en los sellos. Cuánto más en la postura post-tribulacionista, donde la humanidad restante habrá pasado por todo lo descrito en las profecías. En ninguno de estos casos, su llegada será una sorpresa.

¿Podemos saber el día exacto del arrebatamiento?

A lo largo de los siglos, muchas personas han intentado predecir fechas exactas. Líderes, movimientos, grupos sectarios y «profetas» han asegurado conocer el día del arrebatamiento. Sin ir más lejos, hace unos meses, las redes sociales se llenaron de mensajes proféticos que aseguraban que Cristo volvería el 23 de septiembre de 2025. Algunos incluso juraban estar convencidos de sus predicciones. Pero, como era de esperar, fracasaron estrepitosamente.

Aun así, muchos de estos «pronosticadores» siguen adelante con sus adivinaciones y crean excusas para defender sus predicciones fallidas.

Para llegar a sus conclusiones, utilizan diferentes métodos: astrología, estudio de los moedim (festividades judías), cómputos matemáticos, etc. No obstante, el resultado siempre es negativo. Esto se debe a que Jesús dejó claro que nadie puede saber cuándo llegará el Hijo del Hombre:

“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos,
sino solo mi Padre.” —Mateo 24:36

Ahora bien, aunque su venida puede ser inminente, esto no quiere decir que no haya forma de saber si su llegada está cerca. Sin duda, hay eventos proféticos que nos hacen pensar que la venida de Cristo está realmente cerca. No obstante, es importante señalar que el arrebatamiento de la iglesia no da inicio a la Gran Tribulación. Puede suceder en cualquier momento, tal y como nos dice el pasaje anterior. Las Escrituras nos enseñan que debemos estar siempre velando, porque no sabemos «cuándo vendrá el Señor de la casa» (Marcos 13:35).

¿Es el arrebatamiento una doctrina moderna?

Una de las críticas más repetidas afirma que el arrebatamiento fue una doctrina inventada por John Nelson Darby en el siglo XIX y luego popularizada por la serie Left Behind (“Dejados atrás”) en los años noventa. Aunque es cierto que Darby sistematizó y difundió el dispensacionalismo moderno, la creencia en un rescate de los creyentes antes del juicio final ya existía en interpretaciones bíblicas previas y en escritos cristianos antiguos, aunque no con la terminología actual. A continuación vemos algunos ejemplos.

Efraín de Siríaca (c.306-373)
Fue uno de los teólogos, poetas e himnógrafos más importantes del cristianismo primitivo oriental. Vivió en Siria y Mesopotamia, y escribió cientos de himnos, sermones y comentarios bíblicos usados para enseñar doctrina a través de la poesía. Su obra es clave para entender la escatología y la teología siríaca antigua.

En su “Sermón sobre el arrepentimiento y el juicio y la separación del alma del cuerpo”, Efraín escribe:

Porque los elegidos serán reunidos antes de la tribulación, para que no vean la confusión y la gran tribulación que vendrá sobre el mundo injusto.

En otros textos, Efraín afirma que los santos son reunidos para que “no vean la tribulación… cuando veamos a los santos volar en luz en las nubes del cielo para encontrarse con Cristo

Pseudo-Efraín (siglos IV-VI)
Existen algunos textos sobre el arrebatamiento que se atribuyen a un tal Pseudo-Efraín. La razón de esta atribución es que se duda de que este texto fuera escrito realmente por Efraín de Siríaca. No obstante, el hecho de que el texto hable del arrebatamiento es digno de mención.

“Porque todos los santos y escogidos de Dios, antes de la tribulación que ha de venir, serán reunidos y llevados al Señor, para que no vean la confusión que abrumará al mundo entero a causa de nuestros pecados.”

Pueden leer el texto entero del Apocalipsis de Pseudo-Efraín en el siguiente enlace: Pseudo-Efraín y el arrebatamiento de la iglesia

Eusebio de Cesarea (c. 260-339)
Fue un historiador, teólogo y obispo cristiano de la Iglesia primitiva. Es conocido como el «Padre de la Historia Eclesiástica» por su obra Historia Eclesiástica. Vivió en Cesárea, actualmente en Israel, durante el reinado del emperador Constantino. Aunque Eusebio fue amilenialista, algunos textos analizados por Lee Breinard, sugieren que creyó en la doctrina del arrebatamiento pre-tribulacional.

En Fragmentos sobre Lucas, Eusebio afirma que “al final de los tiempos, este patrón dice (exige) que el cataclismo de la destrucción de los impíos no ocurrirá antes de que los hombres que sean hallados por Dios en ese momento sean reunidos en el arca y salvados según el patrón de Noé… todos los justos y piadosos serán separados de los impíos y reunidos en el arca celestial de Dios.”

Aparte de estos tres autores, hay buenas pruebas de la existencia de la idea del arrebatamiento en los escritos de Ireneo (ca. 130-202) y la Didajé (siglo I-II). Además, Justino Mártir, Hipólito de Roma, Tertuliano y Cipriano de Cartago mencionan la idea de una remoción o preservación de la ira divina en el juicio final. Aunque esto no hace referencia necesariamente a un arrebatamiento, sí apunta directamente a la idea de preservar a los santos de la ira de Dios, un aspecto esencial en la doctrina del arrebatamiento.

¿Existen ejemplos bíblicos del arrebatamiento de la iglesia?

La Biblia muestra ejemplos simbólicos y literales del arrebatamiento, donde Dios lleva a sus siervos al cielo. Esta doctrina no es exclusiva del Nuevo Testamento: incluso en el Antiguo Testamento hay casos que anticipan esta realidad, mostrando cómo Dios ha trasladado directamente a algunos creyentes de la tierra al cielo.

Arrebatamientos literales en la Biblia

  • Enoc fue un patriarca del Antiguo Testamento que «caminó con Dios» y no experimentó la muerte, ya que Dios lo llevó directamente al cielo: «Y desapareció, porque Dios se lo llevó» (Génesis 5:24). Enoc es un ejemplo temprano de arrebatamiento divino antes de la tribulación. Enoc fue trasladado antes del gran diluvio universal, el juicio de Dios que la Biblia compara con la Gran Tribulación.
  • Elías, un profeta del Antiguo Testamento, luchó arduamente contra la idolatría en Israel. Según la Biblia, ascendió a los cielos sin experimentar la muerte: «Y subió al cielo en un torbellino» (2 Reyes 2:11), lo que muestra un tipo de arrebatamiento divino. Tanto judíos como cristianos creen que Elías regresará antes de la venida del Mesías.
  • Jesús es uno de los personajes que suelen pasarse por alto en las listas de arrebatamientos literales, pero es el ejemplo más claro que podemos encontrar. Antes de morir, Jesús prometió que vendría a buscar a los suyos (Juan 14:3). Después de resucitar y aparecer a cientos de personas con un cuerpo glorificado, Jesús fue arrebatado al cielo y prometió que regresaría al mismo lugar desde el que ascendió. Al igual que Jesús, sus seguidores esperan ser transformados y arrebatados con él al cielo.
  • El apóstol Juan (?). Fue el redactor del libro del libro de Apocalipsis. Su visión celestial lleva a pensar que Juan experimentó un tipo de arrebatamiento. Además, algunos creen que Juan pudo ser trasladado al cielo sin experimentar la muerte (Juan 21:20-23), aunque esta idea es debatible.

Tipos simbólicos del arrebatamiento en la Biblia

Además de los arrebatamientos literales descritos anteriormente, la Biblia contiene tipos de eventos que simbolizan de una u otra manera el arrebatamiento. Estos ejemplos se basan en la verdad fundamental de que Dios protege a sus santos de su ira.

  • Noé y el diluvio universal
    Dios apartó a Noé y su familia del mundo corrupto antes de que llegara el diluvio, llevándolos al arca, que era un lugar seguro (Génesis 6-7). Este hecho muestra cómo los creyentes son rescatados antes de la ira y el juicio de Dios. Al igual que el arca protegió a Noé de la destrucción, Cristo es nuestro refugio y la puerta por la que debemos pasar para escapar de la ira de Dios. Este concepto es válido tanto para el juicio eterno como para el temporal.
  • Lot en Sodoma
    Dios rescató a Lot y a su familia antes de destruir Sodoma y Gomorra (Génesis 19). Advertido de la ira que se cernía sobre la ciudad, Lot fue escoltado por dos ángeles hasta un lugar seguro. Dios podría haber destruido Sodoma con Lot dentro, pero decidió salvarlo porque lo consideraba una persona justa (2 Pedro 2:7-8). No fue rescatado en medio de la destrucción ni apartado en algún rincón de la ciudad para escapar de la ira de Dios. Lot fue llevado lejos de la ciudad antes de su destrucción, lo que simboliza nuestra partida de la ciudad terrenal antes de la gran tribulación.
  • Israel y las plagas de Egipto
    En el Éxodo, Dios protegió a los israelitas mientras ejecutaba juicios sobre Egipto (Éxodo 7-12). Esta protección apunta también al día en que el remanente de Israel (Ap. 12) será resguardado en el desierto durante la última parte de la tribulación. Aunque este no es un ejemplo claro de arrebatamiento, sí enseña un aspecto fundamental de este evento: la liberación de los santos de la ira de Dios.
  • Rahab y la destrucción de Jericó
    Jericó fue la primera ciudad con la que se enfrentaron los israelitas cuando entraron en la Tierra Prometida. Rahab, la prostituta que escondió a los espías israelitas, fue salvada de la destrucción de la ciudad (Josué 2; 6:22-25). Su salvación muestra que Dios protege de su ira a quienes ponen su esperanza en Él.

Podríamos añadir muchos más ejemplos como este. Por ejemplo, en el Nuevo Testamento vemos cómo Pablo afirma haber sido «arrebatado» al tercer cielo (2 Cor. 12:2-4). Curiosamente, en este pasaje, Pablo utiliza la misma palabra (harpazo, «arrebatar») que en 1 Ts. 4:17 para referirse a su viaje celestial. De manera similar, el apóstol Juan tuvo una visión del trono de Dios y de la Nueva Jerusalén. Aunque esto no es un arrebatamiento literal en el sentido de que fueran sacados de este mundo para no experimentar la ira de Dios, su ascenso al cielo muestra que la idea del arrebatamiento es totalmente coherente con el texto bíblico.

Conclusión

El arrebatamiento de la iglesia es una de las doctrinas más importantes de la escatología bíblica. A lo largo de la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, se confirma que Dios tiene un plan de rescate para su pueblo antes de que se manifieste plenamente su ira. Lejos de ser una enseñanza moderna, el rapto de la Iglesia tiene una larga tradición histórica plenamente fundamentada en la Biblia.

El análisis de las diferentes posturas muestra que la interpretación pretribulacional es la que mejor se ajusta a la gracia de Dios, a la promesa de ser librados de la ira y a la enseñanza de que la segunda venida de Cristo será un acontecimiento inesperado. La Iglesia no está destinada al juicio, sino a la salvación, y el arrebatamiento es la manifestación de esa promesa.

Aunque nadie sabe el día ni la hora del arrebatamiento de la iglesia, las señales proféticas nos recuerdan que el regreso de Cristo está cada vez más cerca. Por tanto, esta doctrina no debe infundir miedo, sino esperanza, consuelo y una vida de santidad, vigilancia y fidelidad a Dios. El rapto no es solo un evento futuro, sino una motivación presente para mantenernos preparados y compartir el mensaje de salvación antes de que llegue la gran tribulación.

 


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