Una pregunta ilógica
—Don Batten (www.creation.com)
Los ateos suelen presentar esta pregunta como una objeción para justificar su incredulidad. En su pequeño pero influyente ensayo, Por qué no soy cristiano, el famoso filósofo británico Bertrand Russell (1872-1970), presentó este mismo problema como su primera objeción.[1] En la actualidad, algunos ateos como Richard Dawkins (autor de El espejismo de Dios) o el australiano Phillip Adams, repiten esta misma objeción. En la Convención Atea Mundial, celebrada en el año 2010 en Melbourne, Australia, Phillip Adams recalcó que:
«El gran argumento para la existencia de Dios fue que tuvo que haber una creación, un principio. […] Pero mi objeción fue simple: Si Dios fue el principio, ¿quién comenzó a Dios? «[2]
El universo tuvo un principio; casi nadie discute esto, porque las leyes de la termodinámica lo exigen. El universo se está agotando y no puede haber estado agotándose para siempre, o ya se habría agotado. No habría estrellas produciendo energía y por consiguiente no estaríamos aquí.
Algunos han propuesto un universo dando a luz a otro; pero, una vez más, no puede haber una serie infinita de tales nacimientos y muertes, ya que cada ciclo tendrá menos energía disponible que la anterior. Si esto hubiera estado sucediendo una infinidad de veces ya habría muerto todo.
Tuvo que haber un principio
Uno de los principios mejor establecidos de la lógica / ciencia / realidad es el principio de la causalidad: algo que tiene un principio tiene una causa suficiente. Este principio no afirma que «todo tiene una causa»; Bertrand Russell lo expresó mal. No, el principio nos dice que “todo lo que tiene un principio tiene una causa suficiente”. Una simple reflexión nos lo confirma: algo que no tuvo un principio no tiene necesidad de una causa. Además, una causa tiene que ser suficiente o adecuada. “Te encontramos en un huerto de coles” no es una explicación adecuada para tu existencia.
El principio de causalidad es tan fundamental que si dijera que la silla en la que usted está sentado (la cual debería haber tenido un principio) acaba de aparecer sin ninguna causa, ¡usted podría pensar, con razón, que necesito ir al psiquiatra!
A los ateos modernos les gusta utilizar palabras como «racional», «razonable» o «científico» para describir sus creencias; sin embargo creen que el principio más grande de todo (el del universo) ¡no tuvo ninguna causa! Algunos admiten que es un problema, pero afirman que decir «Dios lo hizo» no explica nada, porque entonces uno debe explicar de dónde salió Dios. Pero, ¿es esto una objeción válida?
¿Cual pudo haber sido la causa del universo?
La causa del universo debe haber sido inmaterial, porque si la causa fuera material/natural estaría sujeta a las mismas leyes de decaimiento que el universo. Puesto que habría tenido un comienzo en sí mismo, volveríamos a tener el mismo problema de los de los universos cíclicos de nacimientos y muertes. Así pues, la causa del principio del universo tiene que haber sido supernatural; es decir, ni material ni espiritual, sino una causa fuera del espacio-tiempo-materia. Tal causa no estaría sujeta a la ley del decaimiento y, por lo tanto, no tendría un comienzo. Es decir, la causa tenía que haber sido el Espíritu Eterno.
Además, la causa del universo tuvo que ser increíblemente poderosa. Solamente el tamaño y la energía vistos en el universo hablan de ese poder: tuvo que haber una causa suficiente.
Eso suena como el Dios de la Biblia, la cual revela al Creador del universo como:
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Eterno
Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios. (Salmos 90:2)
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omnipotente
Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. (1 Crónicas 29: 11-12)
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Espíritu (inmaterial)
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. (Juan 4:24)
Tenga en cuenta que la Biblia dice: «En el principio Dios creó los cielos y la tierra» (Génesis 1: 1). Aquí Dios creó el tiempo. Solo Uno que está fuera del tiempo, es decir, atemporal o eterno, podría hacer esto.
Ahora bien, preguntar de dónde vino alguien que es eterno, alguien que no tuvo principio, es como preguntar: «¿Con quién está casado el soltero?» Es una pregunta irracional.
La Biblia se corresponde con la realidad, lo cual no es sorprendente si consideramos que afirma provenir del mismo Creador.
Dos grandes inicios, ¡sin ninguna causa!
Aquellos que rechazan al Creador no solo tienen que creer que la materia se originó sin ninguna causa; también tienen que creer que la vida misma apareció sin una causa adecuada.
Incluso la vida unicelular más simple es tremendamente compleja. Una humilde bacteria está llena de nanomáquinas increíblemente sofisticadas que son necesarias para su subsistencia.3 Una célula necesita un mínimo de 400 proteínas diferentes para hacer estas máquinas absolutamente esenciales para la vida.[4] Pero, aún si todos los ingredientes correctos (20 aminoácidos diferentes, pero muchos de cada uno) pudieran fabricarse a sí mismos, ¿Cómo podrían estas máquinas basadas en proteínas crearse a ellas mismas? Los aminoácidos, a menudo miles de ellos, deben unirse en el orden correcto para que funcione cada proteína.
Solo piense en una de las máquinas que copia las instrucciones del ADN para producir cada proteína.[5] Luego, tomemos sólo uno de los componente de esta máquina proteínica (menos del 10% del total). Solo ésta está formada de 329 aminoácidos. ¿Cuál sería la probabilidad de obtener esta proteína por casualidad, suponiendo que los ingredientes de los aminoácidos correctos, y solo los correctos, estaban presentes? Calcule de esta manera: 1/20 x 1/20 x 1/20 … ¡329 veces![6] Esta es una probabilidad de 1 entre 10428 ¡Un número con 428 ceros después del 1! Incluso si cada átomo en el universo (1080) representara un experimento para cada vibración molecular posible (1012 por segundo) para la supuesta edad evolutiva del universo (14 mil millones de años = 1018 segundos), esto permitiría “solo” 10110 experimentos; muy pero que muy lejos del número necesario para obtener solo esta proteína. (Y aún quedarían cuatrocientas proteínas más).[7]
No es de extrañar que Richard Dawkins confiese que los científicos nunca podrán descifrar cómo podría haber surgido la vida mediante procesos naturales. Sin embargo, rechaza la explicación de la creación por la razón falaz anterior.
Ahora bien, ¿qué tipo de causa es suficiente para explicar el origen de la vida? La causa debe ser increíblemente inteligente, mucho más allá de nuestra propia inteligencia. Nos maravillamos de los científicos que están descubriendo la nanotecnología en los seres vivos (un trabajo asombroso). ¿Pero qué hay de Aquel que inventó estas cosas? ¿Cuánto más inteligente es Él? Esto me recuerda otra de las características del Dios revelado en la Biblia: su omnisciencia (todo lo sabe). Vea Salmos 139:2-6; Isaías 40:13-14.
Sabemos lo suficiente sobre la creación del Creador para no tener excusa. Romanos 1: 18-22 dice:
“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios…”
Y aquí la Biblia explica por qué personas inteligentes eligen creer en cosas imposibles; es decir, que primero el universo, y luego la vida, aparecieron sin ninguna causa adecuada. Eligen aceptar ilógicamente que sus dos «grandes comienzos» no tuvieron una causa suficiente, en lugar de reconocer y honrar a su Creador.
Referencias y notas
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Bertrand Russell es respetado por su habilidades lógicas y filosóficas, especialmente aplicada a las matemáticas; sin embargo esta diatriba contra Dios no tiene ninguna lógica. Regresar al texto.
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Adam, P., The atheist delusion (una version editada de la charla que dió Phillip Adams en el Global Atheist Convention); abc.net.au/news/stories/2010/03/19/2850137.htm. Regresar al texto.
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Smith, C., Fantastic voyage: Can the theory of evolution stand the test of modern science?, Creation 30(1):20–23, 2007; creation.com/fantastic-voyage. Regresar al texto.
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Esto es lo mínimo que se requiere para que la vida pueda auto reproducirse, lo cual es necesario para que la evolución pueda (teóricamente) siquiera empezar. Ver Sarfati, J., How simple can life be? 14 Feb. 2006. Regresar al texto.
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ARN polymerasa; ver www.mun.ca/biochem/courses/3107/Lectures/Topics/RNAP_bacterial.html. Regresar al texto.
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Hay algo de flexibilidad en el orden, por lo que podría ser un poco menos de 329, aunque no mucho menos. He escogido solo el 10% de una máquina molecular para ilustrar mi argumento. Para obtener un estudio más detallado de cuánta flexibilidad hay en el orden de los aminoácidos para formar una proteína funcional vea: Truman, R., The ubiquitin protein: chance or design? Journal of Creation 19(3):116–127, 2005; creation.com/ubiquitin. Regresar al texto.
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Incluso si el universo fuera 10 veces más grande y 10 veces más viejo, el resultado sólo sería de 10112 experimentos. No importa cuánto se zarandean los números: el número siempre saldrá corto. Regresar al texto.
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