—Enguardia
Bienvenidos a Jerusalén, la ciudad más disputada del mundo. A lo largo de su historia esta metrópolis ha sido atacada 52 veces; conquistada y reconquistada 44 veces; asediada 23 veces, y arrasada dos veces. Hoy, más que nunca, esta realidad sigue estando vigente. Jerusalén no sólo sigue siendo disputada entre palestinos e israelíes, sino que además, especialmente a través de las ONU, gran número de países tienen puestos sus ojos y manos en ella. Todos los estados miembros de esta organización han rechazado nombrar Jerusalén como capital del soberano estado de Israel. Sin embargo, el 6 de Diciembre de 2017 el gobierno estadounidense, liderado por Donald Trump, reconocería públicamente a Jerusalén como la capital del Estado judío.
El evento causaría tal consternación que al poco tiempo las Naciones Unidas organizaron una resolución de sesión de emergencia en contra de la decisión estadounidense. La sesión (ES-22/L.22), propuesta por Turquía y Yemen, fue aprobada por amplia mayoría. Así, el mundo habló: Jerusalén no debe estar en manos de Israel.
Viendo toda esta intensa disputa, muchos de nosotros nos habremos preguntado cual es la respuesta a este conflicto. ¿A quién pertenece Jerusalén, a Israel o a los palestinos? O como muchos abogan (e incluso dictaminan), ¿debería compartirse Jerusalén? La respuesta puede parecer complicada, pero en realidad es mucho más fácil de lo que parece. Para llegar a una conclusión examinaremos el tema desde dos áreas distintas: 1) la religiosa y 2) la histórico-política
Jerusalén en la religión musulmana
Como todo el mundo sabe Palestina está compuesta, principalmente, por musulmanes (aunque existen un gran número de católicos y cristianos de otras denominaciones). Según los musulmanes Jerusalén es uno de los sitios más sagrados del mundo. Por lo tanto, a primera vista, es evidente por qué quieren que esta ciudad sea declarada capital de Palestina. Sin embargo, una segunda ojeada nos revelará algo muy diferente.
En primer lugar, deberíamos ver plasmado en el libro más sagrado de los musulmanes (el Corán) la importancia y relación que tiene esta ciudad con el Islam. Para empezar, un simple conteo de la palabra “Jerusalén” nos revelará a priori la importancia que tiene para los musulmanes. Por tanto, ¿cuántas veces sale mencionada Jerusalén en el Corán?
-La respuesta es: ¡0, Niguna, efesh!
Parece difícil de creer que sea así, pero lo es. Más difícil de comprender aún es que tengan tanta estima a una ciudad que ni siquiera aparece mencionada en el Corán. Ahora bien, ¿cuantas veces sale “Jerusalén” mencionada en la Biblia?
-631 veces en el Antiguo Testamento más 141 veces en el Nuevo Testamento. Lo cual hace un total de 772 veces. Y eso sin contar sinónimos, como «Sión» o «Salem».
Jerusalén tiene una historia de más de mil años, claramente vinculada a Israel. De hecho, si no fuera por la Biblia poco se sabría de esta ciudad. Lo más sorprendente es que los palestinos niegan toda conexión de los judíos con Jerusalén . El Presidente de Justicia Islámica de Palestina, el Dr. Tayseer Al-Tamimi, declaró recientemente que “Jerusalén es la capital religiosa, política y espiritual de Palestina; los judíos no tienen derecho a ella”. Sorprendentes palabras, ¡teniendo en cuenta que Jerusalén ni siquiera sale mencionada una sola vez en el Corán!
Los palestinos abogan por dos sitios emblemáticos y sagrados en Jerusalén. Uno de estos lugares es la mezquita de Al-aqsa, acabada en el año 705 d.C. y la otra es la Cúpula de la Roca, un santuario construido entre los años 687 y 691 d.C. Los dos edificios fueron acabados más de sesenta años después de la muerte de Mahoma y se encuentran en el mismo lugar donde mucho antes estuvo ubicado el Templo de Jerusalén.
Según los musulmanes estas dos mezquitas tienen una conexión directa con dos eventos mencionados en el Corán: el ‘Isra y el Mi’raj. El ‘Isra nos cuenta el viaje que realizó Mahoma con Buraq, el corcel celestial de los profetas, el cual lleva a Mahoma hasta “la mezquita más lejana”, o Al-Masyid Al-Aqsa en árabe. Después de realizar sus oraciones, el Mi’raj nos cuenta que Mahoma es transportado más allá del séptimo cielo donde Alá le impone los cinco rezos diarios. (1)
La tradición musulmana nos dice que la mezquita lejana, o Al-Aqsa, es la que hoy día se encuentra en Jerusalén. Sin embargo, existen varios problemas con esta teoría. En primer lugar, ¿qué es y dónde está la “mezquita más lejana”? El Corán no nos da ninguna pista. Es muy difícil creer que Al-Aqsa estuviera en Jerusalén, puesto que, por aquel entonces, la religión musulmana se encontraba solo en la península arábiga. Además, Jerusalén estaba bajo el control de los cristianos bizantinos. ¿Habrían dejado la mezquita en pie si hubiese existido? Por último, no hay ningún registro histórico o arqueológico que corrobore la existencia de tal mezquita. Lo que sí se sabe es cuándo y por quién fue construida la mezquita actual.
Para responder a este problema muchos musulmanes nos cuentan que en realidad la mezquita no era un edificio, sino más bien un lugar de adoración. Este argumento tiene poca rigurosidad. Existen muchos versículos de la Sunna, o tradición Islámica, donde se nos explica claramente que Al-aqsa era un edificio real. No creo que haya ningún musulmán en el mundo que crea que la Sunna se equivoque. Si el musulmán acepta la Sunna, debería aceptar que Al-Aqsa era un edificio real.
Pero, incluso, si llegáramos a aceptar que hay una vinculación estrecha entre el Corán y Jerusalén, ¿por qué se debería aceptar como un argumento para la posesión de Jerusalén? Existen muchos lugares de culto católicos, ortodoxos, armenios, y de tantos otros grupos y denominaciones, que han estado allí incluso antes de la llegada de los musulmanes, ¿deberían todos ellos tomar parte de su “herencia”?
Como creyente cristiano tengo mucha estima por Jerusalén, pero nunca demandaría tal cosa. En primer lugar porque en Israel ya existe libertad de culto, y en segundo lugar, porque sabemos, nos guste o no nos guste, que la herencia de la tierra prometida fue dada a Israel y no a ningún otro pueblo. Y en tercer lugar, porque sabemos que nuestra herencia es la Nueva Jerusalén, y no esta capital imperfecta y perecedera.
Jerusalén en la historia y la política
Antes de adentrarnos en la historia más moderna y el conflicto entre israelíes y palestinos hagamos un breve repaso de los imperios que tomaron posesión de Jerusalén, empezando desde el imperio romano hasta nuestros días.
Imperio Romano (c. 26 a.C. – 475 d.C.). Israel es gobernada semi-independientemente por la casa de Herodes hasta la expulsión del los judíos en el año 70 d.C. Lo romanos, queriendo ofender aún más a los judíos, rebautizan la región como Palestina. (2) En el año 380 d.C. se declara oficialmente al cristianismo como religión del estado.
Imperio Bizantino (395 d.C. – 637 d.C). El Imperio Romano se divide en dos partes, el Imperio Romano al Oeste, y el Imperio Bizantino al Este. De esta forma Jerusalén queda directamente en manos de los cristianos bizantinos.
Musulmanes (637 d.C. – 1099 d.C.). Jerusalén queda bajo control musulmán en manos de varios califatos sucesivos: el Rashidun, el Omeya, y el Abasí.
Cruzados (1099 d.C. – 1187 d.C.) Los cruzados venidos de Europa retoman Jerusalén.
Musulmanes mamelucos (1187 d.C – 1516 d.C.) Provenientes de Egipto (pero de etnias principalmente europeas), los mamelucos invaden palestina y toman el control de Jerusalén.
Musulmanes Otomanos (1516 d.C. – 1917 d.C.) El imperio otomán (turco) se expande en gran manera, conquistando incluso Grecia. Jerusalén queda bajo su control por los próximos 500 años.
Mandato Británico (1917 d.C. – 1947 d.C.) En la primera guerra mundial los británicos derrotan a los otomanos (turcos) y “liberan” Jerusalén. En 1917, el mismo año de la derrota de los turcos, sale al público la Declaración de Balfour, en la cual el gobierno británico anuncia su compromiso de establecer “una casa para el pueblo judío”.
Durante el mandato británico se desarrolló un plan de partición en todo el oriente medio. Uno de estos territorios sería destinado al pueblo judío. Siguiendo el ejemplo de los romanos, los británicos llamarían a esa región Palestina. Esta región comprendía lo que hoy día es Jordania más la moderna Israel. Sin embargo, por obvias razones, este plan no cuajó. El siguiente plan de partición pasaría a ser una partición de la misma partición: La Palestina judía al oeste del Jordán y Transjordania al este. Ésta última obtuvo su independencia en el año 1946 y sería más tarde rebautizada como Jordania. ¿Y qué hay de la palestina judía, la cual seguía sin ser independiente?
Para complicar aún más las cosas, las Naciones Unidas desarrollarían otro plan de partición que dejaría a los judíos todavía con menos tierra. A pesar de las increíbles exigencias, los judíos aceptaron la resolución presentada en 1947, la cual sería aceptada por unanimidad por las Naciones Unidas. No obstante, los países árabes rechazaron la resolución.
El 14 de Mayo de 1948, después del final del mandato británico, los judíos proclamaron la independencia. Al poco tiempo los países árabes vecinos atacaron a Israel. En contra de todo pronóstico, los israelíes se afianzaron con más tierra de la que las Naciones Unidas les había prometido en su plan de partición. Sin embargo, el este de Jerusalén y lo que hoy día es Cisjordania quedaría en manos de los jordanos. Mientras, Gaza sería ocupada por los Egipcios.
Es importante recalcar que por aquel entonces no existía ningún estado Palestino. Es más, irónicamente, los árabes que vivían en la Palestina del mandato británico rechazaban llamarse palestinos, ¡puesto que eso les vinculaba a los propios judíos! Hasta la independencia de Israel, periódicos, organizaciones, bancos, compañías eléctricas, fundaciones e incluso una orquesta judía (The Palestine Symphony Orchestra) llevaban el nombre “Palestina”. Por definición, Palestina estaba estrechamente vinculada a los judíos.
A lo largo de los próximos años la relación entre Israel y sus vecinos no cambiaría. En 1967, Egipto, Jordania y Siria planearon un ataque que, según ellos, borraría a Israel de la faz de la tierra. La Guerra de los Seis Días, como se la conoce hoy día, resultó ser un fracaso todavía más grande que la guerra de 1948. Jordania perdió todo el territorio de Cisjordania, incluido Jerusalén, Egipto se quedó sin Gaza y Siria dijo adiós a los altos del Golán. Rusia intentó culpar a Israel de la agresión, sin embargo en la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1967 se votó en contra de la resolución propuesta por los soviéticos. Estaba claro que tanto la guerra de 1948 como la de 1967 habían sido agresiones árabes. Jordania había perdido su derecho sobre Cisjordania y Jerusalén, como declaró el académico jurídico Stephen Schwebel: “ningún derecho puede nacer de una acción ilegal”. Fue después, y solo después, de la derrota y pérdida de legitimidad de Jordania sobre Cisjordania y Jerusalén, que los árabes de esta región empezaron a llamarse “palestinos”. De esta forma, la tierra que los jordanos, los egipcios y los sirios perdieron, es la que hoy reclaman los palestinos. La cuestión es, ¿cómo pueden reclamar algo que nunca ha sido suyo? ¿Cómo pueden reclamar Jerusalén, cuando ni siquiera ha existido un estado llamado Palestina?
Nosotros creemos que las respuestas son claras, ¿qué cree usted?
(1) En la historia del Mi’raj no queda claro que Mahoma vea a Alá, pero es evidente que el profeta sí habla con él.
(2) Palestina. Esta palabra proviene del término filistea. Los filisteos eran los archienemigos de Israel hace más de 3000 años. Vivían en lo que hoy sería Gaza, Ashkelon y Ashdod. Los filisteos acabaron por desaparecer. No tienen ninguna conexión con la Palestina actual.
Referencias
James R. White. (2013) What Every Christian Should Know about the Qu’ran. Bloomington, Minnesota: Bethany House.
Sam Shamoun. Muhammad’s Alleged Night Journey to the Jerusalem Temple. Answering-Islam (http://www.answering-islam.org/Shamoun/nightjourney.htm)
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