—Enguardia
La Biblia contiene 66 libros divididos en dos secciones: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. La primera parte, el Antiguo Testamento, consta de 39 libros y se redactó aproximadamente entre el 1500 a. C. y el 500 a. C. por unos treinta autores diferentes. Las Biblias católicas y ortodoxas incluyen otros libros en su canon. Estos textos son conocidos por los protestantes como los apócrifos (del gr. «escondido», «desconocido») pues, al igual que los judíos, no creen que formen parte del canon. No obstante, algunos evangélicos y protestantes creen que es útil estudiar estos libros de forma independiente, ya que proporcionan información valiosa sobre la historia bíblica y las genealogías, entre otras cosas. Además, existen otros libros apócrifos que no se incluyen en ningún canon, como el libro de Jaser (Jos. 10:13; 2 Sam. 1:18) y Gad el vidente (1 Crón. 29:29), que son mencionados en la Biblia.
Los 27 libros del Nuevo Testamento fueron escritos aproximadamente entre el año 50 d. C. y el 100 d. C. por nueve o diez autores diferentes. Comparado con el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento fue redactado en un periodo muy corto. En este se puede ver el cumplimiento de las profecías acerca del mesías, la manifestación del misterio de la iglesia (la esposa de Cristo) y una revelación profética más extensa sobre los últimos días y el Reino de Dios en la tierra.
EL ANTIGUO TESTAMENTO
El Antiguo Testamento equivale al Tanaj o Tanak judío. El Tanaj es un acrónimo de «Torá» (Pentateuco), «Nevi’im» (Profetas) y «Ketuvim» (Escritos). En los evangelios, Jesús menciona en varias ocasiones «la ley y los profetas» (Mat. 5:17; 22:40, Lc. 24:27), refiriéndose a las profecías que hablan sobre él en el Antiguo Testamento. En una ocasión, Jesús, después de resucitar, aparece delante de sus discípulos y les dice: «Estas son las palabras que os hablé estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos». La «Ley de Moisés» es la Torá, «los profetas» equivalen a los Nevi’im y los Salmos representan los Escritos o Ketuvim. Por tanto, ya en el siglo I había un canon y una división del Antiguo Testamento establecidos.
A diferencia del Antiguo Testamento de los protestantes y evangélicos, el Tanaj contiene 24 libros. En realidad, esta diferencia es ficticia, ya que el Tanaj agrupa varios libros en uno. Por ejemplo, los doce profetas menores aparecen recogidos en un solo libro, mientras que en el Antiguo Testamento estos son libros independientes. Además, las Biblias tradicionales protestantes se basan en la misma fuente hebrea autoritativa para los judíos: el texto masorético.
El Pentateuco
Libros | Fecha | Autores |
Génesis, Éxodo, Levítico y Deuteronomio | c. 1445 – 1405 a.C. | Moises |
El Pentateuco o Torá es la parte más antigua de la Biblia y fue escrita en su totalidad o en gran parte por Moisés. Aunque se asocia con la Ley de Moisés, gran parte de ella tiene poco que ver con esto. El Génesis relata los acontecimientos más importantes acaecidos en un periodo de unos dos mil años, desde la creación del mundo hasta el exilio de los israelitas a Egipto. El primer libro de la Biblia revela el origen del pecado, la maldad del hombre en la Tierra, el diluvio universal, la llamada de Abraham y los pactos y promesas de Dios a Israel y a la humanidad. Por otro lado, el libro del Éxodo nos relata la redención del pueblo de Israel al salir de Egipto y la fidelidad de Dios hacia un pueblo «duro de cerviz» (Hch. 7:51) al cual, después de prostituirse con un baal, se le entrega la Ley divina. Finalmente, Levítico nos muestra una serie de leyes que instruyen a un pueblo pecador que ha sido redimido por un Dios Santo, mientras que el Deuteronomio recuerda a una nueva generación de israelitas (a punto de entrar en la Tierra Prometida) la necesidad de guardar sus mandamientos. El Nuevo Testamento hace referencia al Deuteronomio al recordarnos nuestra incapacidad de cumplir la ley perfectamente y, por lo tanto, nuestra necesidad de un sacrificio mejor (Heb. 10).
Libros Históricos
Libros | Fecha | Autores |
Josué, Jueces, Rut, I-II Samuel, I-II Reyes, I-II Crónicas, Esdras, Nehemias, Ester | c. 1405 – 331 a.C. | Josué, Samuel (?), Gad (?), Natán (?) Esdras, Nehemias, Mardoqueo (?) |
Los libros históricos son aquellos que siguen a la Torá. Curiosamente, los siete primeros de esta lista forman parte de los Nevi’im (profetas) de la Tanaj. Quizá se deba a que estos posiblemente fueron escritos por profetas como Samuel, Gad y Natán (1 Crón. 29:29).
Josué, el primer libro de esta lista, nos narra la historia del comienzo de la conquista (o reconquista, según se mire) de la Tierra Prometida, recordándonos que Dios es fiel a sus promesas. El libro de Jueces nos vuelve a mostrar la incredulidad y la apostasía de los israelitas, pero también nos recuerda la misericordia de Dios hacia su pueblo escogido, enviando a libertadores como Ehud (Aod), Gedeón o Sansón. Rut nos deslumbra con su fidelidad al dejar atrás su tierra natal (Moab) para servir a Noemí y al Dios de Israel, y al final es redimida por Booz, un antepasado de David y de Jesús. 1-2 Samuel nos presenta a un pueblo en rebelión que pide al profeta Samuel tener un rey mortal que los gobierne como el resto de las naciones, algo que Dios nunca había demandado. A pesar de todo, Dios envía al ungido rey David para reinar sobre la casa de Israel. No obstante, tal como nos muestran los libros de Reyes y Crónicas, los líderes demuestran ser en muchos casos idólatras y malvados, lo que les lleva a la división del reino y, finalmente, a su disolución con la conquista de Asiria del reino del norte (Israel) y Babilonia del reino del sur (Judá). No obstante, Dios vuelve a mostrar su misericordia al traerlos de nuevo a su tierra después de setenta años en cautiverio. De esta forma, Esdras narra el retorno de los judíos a su tierra y la reconstrucción del Templo de Jerusalén, mientras que Nehemías nos muestra su amor por Jerusalén al reconstruir sus murallas en medio de una gran oposición. Finalmente, el libro de Ester demuestra una vez más el amor incondicional de Dios al proteger a su pueblo cuando estaba al borde del exterminio.
Libros poéticos
Libros | Fecha | Autores |
Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de Cantares | c. 1410 – 450 a.C., | David, Salomón, Asaf, Etán, Hemán, Moisés y otros. |
Job, uno de los libros más antiguos de la Biblia, nos revela la batalla espiritual que se libra por cada una de nuestras almas y se nos anima a permanecer firmes en la fe a pesar de las circunstancias, pues sabemos que tenemos un abogado (Jesús) que lucha por nosotros contra el acusador (Satán). Por su parte, los Salmos nos ofrecen un amplio repertorio poético que nos ayuda en nuestros tiempos de aflicción y lucha espiritual, pero también nos recuerdan e instan constantemente a adorar a Dios. Por su parte, Proverbios nos instruye para llevar una vida recta, mientras que Eclesiastés nos muestra la vanidad de una vida que busca solo los placeres de este mundo. Cantares, en cambio, nos presenta un plan poético para el matrimonio y también una bella imagen del amor de nuestro Señor (el esposo) hacia los creyentes (la esposa).
Profetas Mayores
Libros | Fecha | Autores |
Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel, Daniel | c. 700 – 530 a.C. | Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel |
Podríamos dividir a los profetas mayores en dos partes, aquellos que vivieron antes de la caída de Israel y Judá: Isaías y Jeremías, y los que profetizaron durante su exilio a Babilonia: Ezequiel y Daniel. Excepto por Zacarías, los profetas mayores son los que más información nos dan acerca de la llegada del Ungido (Jesús) y de los últimos tiempos.
Isaías exhorta a Judá e Israel a abandonar sus caminos y narra la caída del reino del norte (Israel) por Senaquerib. No obstante, Dios muestra su lealtad y misericordia hacia Israel prometiendo su restauración (Is. 51:3; 54:8) y la venida del mesías, el siervo sufriente que fue «molido por nuestros pecados» (Is. 53:5). Por su parte, Jeremías continúa llamando a Judá al arrepentimiento. Esta vez, sin embargo, los judíos son invadidos y deportados a Babilonia. Sin embargo, el mismo profeta también anuncia su retorno después de setenta años (Jer. 29:10). En Jeremías también encontramos claras profecías mesiánicas, como el renuevo justo de David (Jer. 23:5). En Lamentaciones, Jeremías muestra su pasión y pena por la destrucción de su pueblo y por el Templo de Jerusalén, pero también su deseo de ver su restauración (Jer. 5:21-22). Ezequiel, aparte de llamar a Israel al arrepentimiento, profetiza sobre el juicio de las naciones en los últimos tiempos y nos recuerda que él es Dios de toda la Tierra y que debemos buscar también el arrepentimiento y su misericordia. Por su parte, Daniel, desde su exilio en Babilonia, profetiza eventos mesiánicos y apocalípticos. En la profecía de las setenta semanas (Dan 9:24-27), Daniel nos ofrece fechas concretas para la llegada del Mesías y, en los capítulos 4 y 7, nos habla del futuro Reino de Dios.
Profetas Menores
Libros | Fecha | Autores |
Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías | c. 785 – 424 a.C. | Oseas, Joel, Amós,Abdías,Jonás, Miqueas, Nahum,Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías. |
En cierta manera, el mensaje de los profetas menores viene marcado por su situación y su época. Por un lado, están aquellos que vivieron antes de la caída de Israel y Judá: Oseas, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Sofonías y Habacuc. Por otro lado, tenemos a los que vivieron después del cautiverio en Babilonia: Hageo, Zacarías, Malaquías y Joel. Al igual que los profetas mayores, el mensaje principal de los menores fue el del arrepentimiento. No obstante, no sería justo decir que ese fue su único mensaje, pues hay temas que resuenan casi con tanta fuerza como este. La misericordia, la justicia, el amor por su pueblo y la fidelidad a las promesas hechas a Israel son algunos de los mensajes que destacan en esta sección.
Jonás es posiblemente el primero de los profetas menores. Esta historia abre este periodo profético tan intenso con un mensaje claro: la misericordia de Dios no solo se dirige a Israel, sino también a los gentiles, como es el caso de Nínive, la capital del imperio asirio. Por otro lado, Oseas es el primero de estos profetas en hablarnos claramente sobre la próxima destrucción de Israel y Judá, llamándolos a arrepentirse. De igual manera, Amós profetiza sobre la inminente destrucción de Israel, el reino del norte. No obstante, también nos adelanta el castigo a sus enemigos. Miqueas continúa de igual manera con esta narrativa pero también nos ofrece una visión del futuro reino de Jehová, así como la famosa profecía sobre el nacimiento del Mesías en Belén (Miq.5:2). Tras la caída de Israel, con un periodo de silencio de cuarenta años, aparece Nahúm con su profecía contra Nínive, la misma que llevó a cautiverio a los israelitas del reino del norte. Poco después, Sofonías profetiza contra los enemigos de Israel: Moab, Amón, Etiopía y Asiria. En medio de todo esto y cercano a la caída de Judá, Habacuc se nos presenta como un profeta cansado de ver tanta maldad y que cuestiona la aparente pasividad de Dios. Sin embargo, poco después acaba por caer el reino de Judá por su propia maldad.
La justicia de Dios queda expuesta de forma clara en la narrativa de los profetas menores; no obstante, su fidelidad hacia Israel y sus promesas también son manifiestas. Una y otra vez los profetas nos repiten que Dios no ha desechado por completo a su pueblo (Amós 9:9). Este hecho se resalta claramente en Zacarías, un libro apocalíptico que nos habla sobre el futuro de Jerusalén («la niña de sus ojos») y el castigo a las naciones enemigas. Así mismo en Joel, a parte de revelarnos visiones apocalípticas (Joel 1:15; 2:31), vemos su fidelidad al proclamar la redención espiritual de Israel (Joel 2:28). Habiendo vuelto del cautiverio, Hageo llama al pueblo a reconstruir el Templo, a buscar a Dios y a esperar la venida del «deseado». Por último, Malaquías exhorta a Israel a volverse a Dios, pues él pronto enviará al «mensajero» (Mal. 3:1; cf. Mt.11:10) y al profeta Elías (Mal. 4:5) para juzgar a los que le aborrecen y bendecir a los que «piensan en su nombre». (Mal. 3:16)
EL NUEVO TESTAMENTO
Los libros del Nuevo Testamento relatan la vida, las enseñanzas, la muerte y la resurrección de Jesucristo, el Mesías prometido en el Antiguo Testamento. También narran la historia de la Iglesia primitiva y el inicio de la gran comisión. Además, ofrecen una guía espiritual a los creyentes. Tanto los evangelios como las epístolas nos ofrecen un plan de salvación y nos dan consejos prácticos sobre cómo vivir una vida santa y agradable a Dios. El Nuevo Testamento ayuda al creyente durante su peregrinación en este mundo al prometer una vida mejor en el futuro Reino de Dios.
El Nuevo Testamento contiene 27 libros escritos por nueve o diez autores diferentes aproximadamente entre el año 50 d. C. y el 100 d. C. En comparación con el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento se redactó en un periodo muy corto. La autoridad de estos libros fue aprobada desde los inicios del cristianismo, en contra de lo que alegan algunos eruditos. Las epístolas se distribuyeron y aceptaron como autoritativas mientras Pablo estaba aún vivo (1Tes. 5:27; Col. 4:16). Además de las numerosas referencias y citas bíblicas de los apóstoles y líderes de las iglesias, tenemos a nuestra disposición antiguos documentos que hacen referencia a los libros del Nuevo Testamento, como el fragmento muratoniano (ca. 170 d. C.) o las listas que aparecen en algunos manuscritos de los padres de la Iglesia.
Los Evangelios
Libros | Fecha | Autores |
Mateo, Marcos, Lucas, Juan | c. 50 d.C. – 90 d.C. | Mateo el apóstol, Juan Marcos, Lucas, Juan el apóstol |
La palabra evangelio (euaggelion) significa «buenas noticias» y aparece 93 veces en el Nuevo Testamento. Aunque este término se pueda aplicar a toda la Escritura, en términos más específicos, el evangelio es la buena noticia acerca de Cristo y el camino a la salvación. Es el mensaje del Reino de Dios y la redención de la humanidad a través de la muerte y resurrección de Jesucristo.
Aunque los cuatro evangelios son muy parecidos, cada uno contiene un énfasis y una información valiosa que ayudan a comprender mejor las Escrituras. Mateo, por ejemplo, se dirige principalmente a los judíos y, a través de las enseñanzas de Jesús, demuestra que este es el Rey prometido en las Escrituras (La Ley y los Profetas). Por otro lado, Marcos se centra en la autoridad de Jesús y en su papel como «el siervo sufriente» (Is. 53). Lucas narra la historia de Jesús en orden cronológico con la intención de establecer la fe de los creyentes gentiles. Por último, Juan nos muestra la divinidad de Jesús, enfatizando sus milagros y hechos. Este evangelio nos ofrece información única que no aparece en los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas).
Histórico
Libros | Fecha | Autores |
Hechos | 62 d.C. | Lucas |
El libro de los Hechos cubre el período de transición entre la ascensión de Cristo y la finalización del canon del Nuevo Testamento. Narra la historia de la iglesia primitiva, en gran parte a través de los viajes misioneros de Pablo. El libro presenta a los apóstoles como testigos de Cristo en Jerusalén, Judea, Samaria y los alrededores, cumpliendo la Gran Comisión. Hay dos aspectos que destacan en este periodo de transición. El primero son los milagros realizados por los apóstoles, que sirvieron para confirmar que el mensaje del Evangelio provenía de Dios. El segundo es la venida del Espíritu Santo sobre los creyentes judíos y gentiles, que los capacita, guía y enseña en su camino hacia la santificación.
Epístolas a las iglesias
Libros | Fecha | Autores |
Romanos, 1-2 Corintios, Gálatas,Efesios, Filipenses,Colosenses, 1-2 Tesalonicenses | 50-62 d.C. | Pablo |
Como su nombre indica, las Epístolas a la Iglesia fueron escritas por Pablo a las iglesias fundadas en Roma, Grecia y Asia Menor. La Epístola a los Romanos (56-58 a. C.) es un libro doctrinal basado en la justificación de Dios por la fe (un libro esencial en la conversión del reformador Lutero). Primera Carta a los Corintios proporciona instrucciones morales y doctrinales a una iglesia descarriada por el libertinaje. En la segunda carta a los Corintios, Pablo afirma su autoridad, pero también su amor hacia esta iglesia a la que exhorta a seguir en el temor de Dios. Gálatas es una carta apologética que defiende la justificación por la fe, en contra de la doctrina de los judaizantes que creían que los creyentes debían guardar la Ley Mosaica. El libro de Efesios, aparte de ofrecernos ciertos principios teológicos (Ef. 2:8; 2:20; 4:11), describe la disciplina y las prácticas necesarias para caminar como hijos de la luz (Ef. 5:8).
El apóstol Pablo escribió Filipenses desde la prisión en Roma en el año 61 d. C. En esta epístola, les da instrucciones prácticas para poder ser «luminares en el mundo» (Ef. 2:15) y sigue recordando que nuestra justificación es solo por la fe en Cristo. El libro de Colosenses contiene instrucción doctrinal acerca de la deidad de Cristo y las falsas filosofías (Col. 1:15-2:23), así como exhortaciones prácticas respecto a la conducta cristiana (Co. 3:1-4:18). El tema principal de las dos cartas a los Tesalonicenses (50 d. C.) es la segunda venida de Cristo. En la primera epístola, Pablo les instruye sobre cómo vivir una vida santa aguardando la promesa de su advenimiento. En las dos epístolas, Pablo aclara varios malentendidos acerca del arrebatamiento de la Iglesia, pues parece ser que algunos pensaban que la gran tribulación ya había empezado (2 Tes. 2:3-4). El apóstol les anima a permanecer firmes y a retener esta doctrina (2 Tes. 2:15).
Epístolas personales o a los amigos
Libros | Fecha | Autores |
1-2 Timoteo, Tito, Filemón | 60-67 d.C. | Pablo |
Al igual que Tito, las dos epístolas de Timoteo tratan sobre cuestiones de liderazgo y la administración de la iglesia. Por este mismo hecho son conocidas como las epístolas pastorales. Timoteo fue una persona muy cercana a Pablo. Su madre era judía y su padre griego. En la primera carta, Pablo escribió al joven pastor animándole y guiándole en la obra de la iglesia de Éfeso. En la segunda epístola, el apóstol le instruye a Timoteo evitar las malas prácticas y las falsas doctrinas (2 Tim.2:15-18), le recuerda a todos sobre la apostasía de los últimos tiempos (2 Tim. 3:1-9) y le exhorta a seguir “sobrio” en su ministerio (2 Tim. 4:5).
En uno de sus viajes, Pablo había dejado a Tito a cargo de la iglesia de Creta. La epístola a Tito habla sobre las cualidades que deben tener los líderes de las iglesias. También da consejos prácticos para el comportamiento de los creyentes. Filemón, por su parte, es una epístola peculiar que trata sobre la esclavitud. En esta carta Pablo ruega a Filemón que perdone a Onésimo, un esclavo suyo que se había escapado, y que lo acepte de vuelta como hermano en Cristo.
Epistolas generales
Libros | Fecha | Autores |
Hebreos, Santiago, 1-2 Pedro, 1-3 Juan, Judas | 45-90 d.C. | Pablo, Jacobo (hermano de Jesús), Pedro el apóstol, Juan el apóstol |
Las ocho epístolas generales fueron escritas para una audiencia más amplia, aunque sabemos que las otras fueron también leídas y estudiadas en otras iglesias. Aunque no se sabe con certeza, es probable que el autor de la epístola a los Hebreos fuera Pablo. El autor escribió esta epístola para evitar que sus lectores abandonaran su fe en Cristo (Heb 2:1-4). Para animar a sus hermanos judíos a no volver a la antigua ley, el autor se esforzó por mostrar la superioridad de Cristo yuxtaponiéndolo con Melquisedec (Heb. 7) y contrastándolo con el antiguo pacto de los sacrificios, que no pueden «hacer perfectos a los que se acercan» (Heb. 10:1). El libro de Santiago está dirigido a los judíos cristianos esparcidos entre todas las naciones. En esta epístola, posiblemente escrita por Jacobo, hermano de Jesús, se enfatizan las buenas obras como señal de nuestra fe. En contra de lo que algunos piensan, esta carta no enseña que somos salvados por nuestras obras, sino que de nuestra fe deben fluir buenos frutos (Gal. 5:22).
Pedro escribe a los creyentes de aquella época que habían sido dispersados y estaban bajo una intensa persecución. En la primera epístola Pedro escribe alentándolos (1 Ped.1:6) en estos tiempos difíciles y les anima a seguir firmes en la fe en una vida santa y agradable a Dios. (Ped. 1:16) En la segunda carta les exhorta a continuar creciendo en la fe (2 Ped. 1:5) y les instruye sobre la apostasía de los postreros días (2 Ped. 3:3). Por otro lado, la primera epístola de Juan nos recuerda nuestra posición como hijos de Dios y nos exhorta a andar en la luz amándonos unos a otros (1 Juan 3:23-24). La segunda carta nos recuerda la necesidad de continuar en la “doctrina de Cristo” (2 Juan 1:9). En la tercera epístola, Juan agradece la conducta de Gayo hacia los hermanos que estaban obrando en el evangelio, lo cual contrapone con la conducta de Diótrefes, un hombre malo que se había adueñado de la iglesia. La última de las epístolas universales es Judas. Aunque el texto consta solo de un capítulo el contenido aporta información valiosa sobre la caída de los ángeles (Jud. 1:6) y la apostasía de los últimos días. Es también una carta peculiar, ya que cita el Libro de Enoc y al apóstol Pedro (Jud 1:17-19).
La epístola que cierra el canon de la Biblia es el Apocalipsis. Es uno de los textos más largos del Nuevo Testamento y posiblemente el último en escribirse. Su nombre significa «revelación» y trata principalmente sobre aspectos futuros. El primer capítulo nos habla de lo que el autor había visto; los capítulos dos y tres contienen un mensaje a las siete iglesias; y los capítulos cuatro y cinco son una visión del trono celestial y el Cordero de Dios. El resto de capítulos son visiones futuras de la gran tribulación (6-18), la venida de Cristo (19), el reino milenial y el gran juicio (20), y por último, el nuevo mundo (21-22). El Apocalipsis no es un mero mensaje de juicio, sino uno de salvación. El último capítulo exhorta a todo el mundo a venir a él: «El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome del agua gratuitamente… ciertamente vengo en breve».
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