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Jesús y Buda: siete diferencias esenciales

Diferencias entre Jesús y Buda

–Enguardia

A lo largo del tiempo, se ha comparado a Jesús con Buda, a quienes se les ha considerado grandes maestros espirituales de la humanidad. Ambos promovieron valores como la compasión, la paz y el desapego de lo terrenal. Sin embargo, un análisis más profundo revela que sus enseñanzas, propósitos y visiones del mundo no son tan similares.

A continuación mostramos siete diferencias esenciales entre Jesús y Buda.

1. Su identidad y misión

Buda nunca afirmó ser divino. Se presentó como un hombre que había descubierto un camino para liberarse del sufrimiento a través de la superación del deseo. Enseñó que la causa del sufrimiento humano es el apego a lo terrenal (que es una ilusión) y que la felicidad se alcanza siguiendo el Camino Óctuple hacia el nirvana.

Jesús, por el contrario, afirmó ser el Hijo de Dios y el único camino para alcanzar la salvación. Su mensaje se centró en el perdón, la fe y la reconciliación con Dios. No solo ofreció un camino ético, sino que se presentó como la encarnación misma de la verdad divina: «Yo soy el camino, y la verdad y la vida» (Juan 14:6).

Buda murió a los ochenta años y fue incinerado. Sus restos se repartieron como reliquias, pero no hay testimonios de resurrección. Jesús, en cambio, fue crucificado, sepultado y, según fuentes muy tempranas, su tumba fue hallada vacía. Sus discípulos afirmaron haberlo visto con vida y este hecho se convirtió en el fundamento de la fe cristiana.

2. Evidencia histórica

Los escritos sobre Jesús son numerosos y muy cercanos a su época. Los Evangelios y las epístolas se escribieron entre 20 y 60 años después de su muerte, por lo que permiten trazar un relato fidedigno de su vida y sus enseñanzas. Además, algunos historiadores no cristianos, como Flavio Josefo y Tácito, mencionan a Jesús e incluso hacen referencia a su crucifixión.

Buda vivió entre los años 566 y 486 a. C. o entre los años 448 y 368 a. C., por lo que no se sabe con exactitud cuándo estuvo presente en la Tierra. Algunos textos budistas pudieron haberse escrito poco después de su muerte, aunque no hay pruebas de ello. Lo cierto es que los textos más antiguos sobre Buda datan de los siglos I a. C. a III d. C., es decir, entre 300 y 500 años después de su muerte.

Esto contrasta grandemente con los escritos del Nuevo Testamento. Por poner un ejemplo, el papiro P52 o Papiro de la Biblioteca Rylands, un fragmento del Evangelio de San Juan, fue escrito muy posiblemente cerca del año 125 d. C. Hay que recordar que Juan vivió hasta el año 90 o incluso hasta el 110 d. C., por lo que este texto podría haber sido escrito por el mismo apóstol.

3. El significado de sus vidas

En el budismo, la figura histórica de Siddhartha Gautama —el Buda— no es esencial. Según la doctrina, el dharmakaya o «cuerpo de verdad» (el espíritu de Buda, por así decirlo) es eterno y trasciende la existencia del propio Buda. Por ello, incluso si Buda no hubiera existido, las enseñanzas budistas seguirían teniendo valor.

En cambio, en el cristianismo, la figura de Jesús de Nazaret es absolutamente central. La fe cristiana depende de su existencia, muerte y resurrección. El apóstol Pablo afirmó que, si Cristo no resucitó, «vana es nuestra fe» (1 Corintios 15:14-19). El mensaje cristiano gira en torno al sacrificio histórico de Jesús en la cruz como medio de salvación para la humanidad.

La identidad histórica de Buda no es un hecho trivial, pues si no sabemos quién fue realmente Gautama, ¿cómo podemos saber lo que enseñó o si llegó a alcanzar el nirvana estando sentado bajo un árbol bodhi?  Podría ser, al fin y al cabo, que la realidad sobre Buda sea solo un espejismo, una ilusión, tal como enseñaba Gautama.

4. El concepto de Dios

El budismo, tanto en sus ramas Theravada como Mahayana, es esencialmente una religión que se caracteriza por no ser teísta. Buda no enseñó la existencia de un dios creador ni consideró necesaria la idea de un ser supremo para alcanzar la liberación. Como afirma un budista erudito: «Al negar que el universo sea producto de un Dios personal que lo crea en el tiempo y planea su consumación al final de los tiempos, el budismo es una forma de ateísmo».

En cambio, Jesús enseñó un monoteísmo personal y relacional. Reconoció al Dios del Antiguo Testamento como Padre y afirmó su unidad con Él. Su fe no se basó en una filosofía, sino en una relación viva con el Creador.

En el budismo no hay una relación personal con Dios, no hay un Dios al que acudir en los momentos difíciles de la vida. No puedes quejarte ni dar las gracias a nadie. Estás solo frente a un camino de desapego en una vida imaginaria.

5. Los milagros

Los relatos evangélicos describen a Jesús como un hacedor de milagros: sanó enfermos, resucitó muertos, calmó tempestades y expulsó demonios. Estas narraciones son muy antiguas y están atestiguadas en múltiples fuentes independientes, incluso por historiadores escépticos.

En cambio, los milagros atribuidos a Buda, como caminar sobre flores de loto o manifestarse en mil formas, aparecen mucho más tarde y tienen un carácter claramente simbólico. Los primeros textos budistas muestran que Buda rechazaba los milagros como demostración espiritual y prefería la sabiduría interior.

6. El sufrimiento humano

Para Buda, el sufrimiento (dukkha) surge del deseo y del apego. Su solución fue la autodisciplina, la meditación y la búsqueda de la iluminación personal.

Jesús abordó el problema desde otra perspectiva: la causa del sufrimiento es el pecado, la separación del hombre respecto a Dios. Su solución no fue la supresión del deseo, sino la transformación del corazón por medio del amor y el perdón divino.

La Biblia nos dice que un día Dios secará las lágrimas de todos los que han creído en él. Para ellos, el sufrimiento habrá terminado. Habrá paz, amor y alegría como nunca antes. Curiosamente, en el cristianismo, el camino hacia esa meta gloriosa es a través del sufrimiento. La vida de Cristo es un claro ejemplo.

7. La salvación y la liberación

El budismo enseña que cada persona debe alcanzar la iluminación (el nirvana) mediante su propio esfuerzo. Nadie puede liberar a su prójimo. Buda no fue el camino, solo intentó mostrarlo.

El cristianismo enseña lo contrario: que el ser humano no puede salvarse por sí mismo, sino que necesita la gracia de Dios, manifestada en Cristo. La salvación es un regalo divino, no una conquista humana.

El budismo no reconoce un Dios personal, un creador ni un juicio final. Tampoco existe la noción de pecado original ni de salvación externa. Su objetivo es alcanzar el nirvana, que supone la liberación del ciclo de reencarnaciones.

El cristianismo, por su parte, enseña la existencia de un Dios personal, de un cielo y de un infierno, y la necesidad de creer en Cristo para alcanzar la vida eterna. Jesús no se presentó solo como maestro moral, sino como Salvador del mundo.

Adaptado del artículo Jesus Vs Buddha: 9 Major Differences, por James Bishop


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