—Enguardia
Este 8 de Marzo probablemente pasará a la historia por ser el día más reivindicativo del Día de la Mujer. No obstante, muchos de los que toman parte en estos eventos feministas quizás no saben que este es un día que, más que reivindicar a la mujer, patrocina y enaltece a la filosofía comunista. En efecto, el 8 de marzo fue y es un evento marxista/comunista con un único propósito: de destruir el legado moral y familiar cristiano (ya sea protestante, católico o ortodoxo).
Los orígenes
El primer intento de observar el día de la mujer fue el 28 de Febrero de 1909, un evento organizado por Teresa Malkiel, una emigrante de origen ucraniano (Rusia por aquel entonces) que había formado parte del Club de Trabajadores Rusos y que más tarde se afilió al Partido Laborista Socialista de América (en otras palabras, un partido comunistas). Un año después se celebraba en Copenhague la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas. Uno de los temas más candentes que se pondrían sobre la mesa sería el del establecimiento internacional de un día de acción a favor del sufragio femenino. El eslogan de este día sería: El voto de la mujer unirá nuestras fuerzas en la lucha por el socialismo. La socialista alemana Luise Zietz y la marxista Clara Zetkin son las que promulgaron el evento (aunque no llegaron a acordar el día). Zetkin pasaría a representar el Partido Comunista de Alemania, llegando a entrevistar al mismo Lenin.
1910-1917. Después de la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas se realizaron varias manifestaciones por todo el mundo. Según Aleksandra Kolontái, el Día Internacional de la Mujer de 1910 “sobrepasó todas las expectativas”. «Éste fue sin duda la primera demostración de militancia de la mujer trabajadora. Para variar, el hombre se quedó en casa con sus hijos, y sus mujeres, las cautivas amas de casas, salieron a las manifestaciones”, relata Kolontái. El Día de la Mujer resultó ser un método excelente para agitar a las mujeres menos desinteresadas. “Después de cada Día de la Mujer, más mujeres se alistaban a los partidos socialistas, y los sindicatos iban creciendo”, prosigue la rusa bolchevique.
A pesar de todo, estas demostraciones todavía no tenían un día en común. Todo esto cambiaría el 8 de Marzo de 1917. En este día las trabajadoras textiles de Petrogrado encabezaron una protesta contra el régimen del zar que, según Trotsky, inauguró la revolución. Tras el triunfo de los comunistas, Vladimir Lenin y Aleksandra Kolontái establecieron oficialmente el 8 de Marzo como el Día de la Mujer (aunque no llegaría a ser un día festivo hasta el año 1965). Pocos imaginaron que en 1975 las Naciones Unidas también acabarían por celebrar dicho día.
El legado
El Día de la Mujer no sería solo una reivindicación al sufragio feminista. Esto sólo resultó ser una tapadera para arrastrar a las mujeres al comunismo. O en otras palabras, llevarlas a creer en un filosofía opuesta a la moral cristiana. Kolontái, la mujer más famosa del bolchevismo, creía que la unidad familiar acabaría por desaparecer. El matrimonio y la familia tradicional eran, según ella, el legado egoísta de los opresores capitalistas. Bajo el comunismo las personas serían apoyadas por la sociedad, y no por sus familias. Es más, los niños serían custodiados y educados por la sociedad (esto es, por el gobierno). Esta espeluznante visión se hizo realidad en la Unión Soviética, y desgraciadamente se está haciendo una realidad en la nuestra. El feminismo está a la orden del día, la familia se está desintegrando y el gobierno va tomando cada vez más control de nuestros hijos a través de la educación pública obligatoria (prohibiéndose la educación familiar). Mientras, el viento sigue arreciando.
La ideología feminista (por no decir la comunista) resultó ser un fracaso. En primer lugar, porque, irónicamente, bajo un comunismo totalitario la mujer nunca llegó a ejercer su derecho a voto—porque nunca hubo elecciones—. Aquello por lo que tanto habían luchado se vio frustrado por la misma ideología que ellas mismas defendían. En segundo lugar, nunca se llegó a la igualdad deseada, puesto que el gobierno soviético estuvo liderado casi en su totalidad por hombres. Por otro lado, la revolución sexual del principio de la Unión Soviética fue un caos. La libertad sexual llegó a tal punto que el gobierno llegó a idear los 12 Mandamientos de la Revolución Sexual (¿Recordáis 1984?), el cual resultó ser otro modo de control familiar, puesto que, según el punto número 12, la clase (el proletariado) tenía derecho a intervenir en la vida sexual de los co-miembros. En otras palabras, el partido podía meter sus narices donde no le tocaba.
Resumiendo
El feminismo actual (manifestado en el Día de la Mujer) está probando ser una prolongación de la ideología comunista promulgada a principios del siglo XX. Por ejemplo, el Manifiesto 8M nos llama “a la rebeldía y a la lucha ante la alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles, sumisas y calladas.» Hoy el feminismo ya no tiene que luchar por el sufragio, pero de una manera u otra siempre encuentra algo que reivindicar, ya sea la violencia “machista” o la supuesta desigualdad laboral. Demandan menos violencia, siendo más violentas, quieren más igualdad salarial (queriendo decir más posiciones de liderazgo) mientras buscan vías para que otros se encarguen de cuidar de sus hijos. !Ay, si se diesen cuenta de lo fácil que es acabar con estos problemas! Si escucháramos a aquella voz que dice a los hombres: amad a vuestras mujeres como a vosotros mismos; y a las mujeres: someteos a vuestros maridos. Que rápido que se acabarían los problemas, y que rápido que llegaría la paz.
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