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El aborto, según los antiguos cristianos

En ocasiones el aborto puede parecernos una práctica relativamente moderna. En realidad, esta práctica tiene más de tres mil años de antigüedad. Posiblemente una de las citas más antiguas en contra del aborto la encontramos en la Biblia (Ex. 21:22-25). La preservación y la santidad de la vida son conceptos claramente visibles en las Sagradas Escrituras. Pero, ¿qué creyeron los «padres de la iglesia» sobre el aborto? ¿Qué pensaron los primeros cristianos sobre este tema? ¿Ha apoyado o ha estado en contra del aborto el cristianismo? Las siguientes citas, además de arrojar algo de luz sobre la práctica del aborto en la antigua Roma, nos darán una mejor compresión de la opinión de los antiguos cristianos sobre este tema tan delicado.

LA DIDACHÉ (c. 70 d.C.)

«El segundo mandamiento de la enseñanza: No matarás. No cometerás adulterio. No seducirás a los muchachos. No cometerás fornicación. No robarás. No practicarás magia. No usarás pociones. No procurarás [un] aborto, ni destruirás a un niño recién nacido» (Didaché 2:1–2).

EPÍSTOLA DE BARNABÁS (c. 70-132 d.C.)

«El camino de la luz, entonces, es el siguiente. Si alguien desea viajar al lugar señalado, debe ser celoso en sus obras. El conocimiento, por lo tanto, que se nos da con el fin de andar en este camino, es el siguiente. . . . No matarás al niño procurando el aborto; ni lo destruirás después de que nazca» (Epístola de Bernabé, 19).

ATENÁGORAS DE ATENAS (133-190 d.C)

«¿Qué hombre en su sano juicio, por tanto, afirmará, siendo tal nuestro carácter, que somos asesinos? . . . cuando decimos que aquellas mujeres que usan drogas para provocar el aborto cometen asesinato y tendrán que rendir cuentas a Dios por el aborto, ¿sobre qué principio debemos cometer asesinato? Porque no pertenece a la misma persona considerar el mismo feto en el vientre como un ser creado, y por lo tanto un objeto del cuidado de Dios, y cuando ha pasado a la vida, matarlo; y no exponer a un infante, porque aquellos que los exponen son acusados de infanticidio, y por otro lado, cuando ha sido criado para destruirlo. Pero nosotros somos en todo y siempre iguales y acordes con nosotros mismos, pues servimos a la razón y no la violentamos.» (Súplica a los Cristianos, 35).

TERTULIANO (160 – 220 d.C.)

«En nuestro caso, estando prohibido de una vez por todas un asesinato, no podemos destruir ni siquiera al feto en el útero, mientras que el ser humano obtiene sangre de las otras partes del cuerpo para su sustento. Impedir un nacimiento es meramente una matanza de hombres más rápida; no importa si quitas una vida que nace, o destruyes una que está por nacer. Ese es un hombre que va a serlo; ya tenéis el fruto en su semilla” (Apología 9:8).

Y sobre los instrumentos que se utilizan para el aborto, dice:

«Entre las herramientas de los cirujanos hay cierto instrumento que se forma con un marco flexible bien ajustado para abrir el útero en primer lugar y mantenerlo abierto; además está equipado con una cuchilla anular, por medio de la cual se diseccionan los miembros [del niño] dentro del útero con un cuidado ansioso pero inquebrantable; siendo su último apéndice un gancho embotado o cubierto, con el cual se extrae todo el feto mediante un parto violento.» (De anima, 25)

«Existe también [otro instrumento en forma de] aguja o espiga de cobre, mediante la cual se maneja la muerte real en este robo furtivo de la vida: Le dan, por su función infanticida, el nombre de embruosphaktes, [que significa] “el asesino del infante”, que por supuesto estaba vivo…» (ibid., 25)

«[Los médicos que practicaron abortos] sabían muy bien que se había concebido un ser vivo, y [ellos] se compadecieron de este estado infantil tan desafortunado, que primero había que darle muerte, para evitar ser torturado vivo» (ibid., 25).

«Ahora admitimos que la vida comienza con la concepción porque afirmamos que el alma también comienza desde la concepción; la vida tiene su comienzo en el mismo momento y lugar en que lo hace el alma.» (ibid., 27).

«La ley de Moisés, en verdad, castiga con las penas debidas al hombre que causa el aborto [Ex. 21:22–24]» (ibid., 37).

MINUCIO FÉLIX (m. 250 d.C.)

«Hay algunas mujeres [paganas] que, al beber preparados médicos, extinguen la fuente del futuro hombre en sus propias entrañas y cometen así un parricidio antes de dar a luz. Y estas cosas ciertamente provienen de la enseñanza de vuestros [falsos] dioses. . . . A nosotros [los cristianos] no nos es lícito ni ver ni oír hablar de homicidio.» (Octavio 30 [226 d.C.]).

HIPÓLITO DE ROMA (170-236 d.C.) (?)

«Las mujeres que tenían fama de creyentes comenzaron a tomar drogas para hacerse estériles, y a ligarse fuertemente para expulsar lo que se estaba concibiendo, ya que no querían, por causa de los parientes y el exceso de riqueza, tener un hijo por un esclavo o por cualquier persona insignificante. ¡Mira, entonces, en qué gran impiedad ha procedido ese inicuo, al enseñar el adulterio y el asesinato al mismo tiempo!” (Refutación de todas las herejías [228 d.C.]).

SÍNODO DE ANCIRA (314 d.C.)

«Respecto a las mujeres que cometen fornicación y destruyen lo que han concebido, o que se emplean en hacer drogas para abortar, un decreto anterior las excluía hasta la hora de la muerte, y en esto algunos han consentido. Sin embargo, deseando usar una lenidad algo mayor, hemos ordenado que cumplan diez años [de penitencia], según los grados prescritos» (canon 21).

BASILIO DE CESAREA (330-379 d.C.)

«Que la que procure el aborto se someta a diez años de penitencia, ya sea que el embrión fuere perfectamente formado o no.» (Primera Carta Canónica, canon 2).

«El que mata a otro con una espada, o arroja un hacha a su propia esposa y la mata, es culpable de homicidio doloso; no el que tira una piedra a un perro, y sin querer mata a un hombre, o el que corrige a uno con vara, o azote, para reformarlo, o el que mata a un hombre en defensa propia, cuando sólo pretendía hacerle daño . Pero el hombre, o la mujer, que da un filtrum es un asesino, si el hombre muere al tomarlo; así son los que toman medicinas para abortar; y también los que matan en el camino y los bandidos.» (ibíd., canon 8).

JUAN CRISÓSTOMO (347-407 d.C.)

«Por tanto, os ruego que huyáis de la fornicación… ¿Por qué sembrar donde la tierra se preocupa en destruir el fruto, donde se procura con diligencia el aborto, donde se asesina antes del nacimiento? Porque ni aun a la ramera dejáis que siga siendo una mera ramera, sino que la convertís también en homicida. Ves como la embriaguez conduce a la prostitución, la prostitución al adulterio, el adulterio al asesinato; o más bien a algo aún peor que el asesinato. Porque no puedo darle otro nombre, pues no se quita lo que nace, sino que se impide que nazca. ¿Por qué entonces abusas del don de Dios, y peleas contra sus leyes, y sigues lo que es una maldición como si fuera una bendición, y haces de la cámara de procreación una cámara para el asesinato, y armas a la mujer que fue entregada para engendrar al matadero? Porque con miras a sacar más dinero siendo agradable y objeto de anhelo para sus amantes —incluso esto no es reticente a hacer—, así amontona sobre tu cabeza una gran pila de fuego. Porque aunque la acción audaz es de ella, sin embargo, su causación proviene de ti.»  (Homilías de la Epístola a los Romanos, 24).

JERÓNIMO (340-420 d.C.)

«No me atrevo a hablar de las tantas vírgenes que cada día caen y se pierden en el seno de la iglesia, su madre… Algunas van tan lejos como para tomar pociones, que pueden asegurar la esterilidad, y así asesinar a los seres humanos casi antes de su concepción. Algunas, cuando se encuentran encintas por su pecado, usan drogas para procurar el aborto, y cuando, como suele suceder, mueren con su descendencia, entran al mundo inferior cargadas con la culpa no sólo del adulterio contra Cristo, sino también del suicidio y el asesinato de niños» (Carta 22:13).

JUAN CALVINO (1509-1564)

«El no nacido, aunque encerrado en el vientre de su madre, ya es un ser humano, y es un crimen casi monstruoso robarle la vida que aún no ha comenzado a disfrutar. Si parece más horrible matar a un hombre en su propia casa que en un campo, porque la casa de un hombre es su lugar de refugio más seguro, seguramente debería considerarse más atroz destruir al no nacido en el útero antes de que haya llegado a dar a luz.» (Comentario sobre Éxodo 21:22)

MARTÍN LUTERO (1483-1546)

«¡Cuán grande es, pues, la maldad de la naturaleza humana! ¡Cuántas muchachas hay que impiden la concepción y matan y expulsan tiernos fetos, aunque la procreación es obra de Dios! De hecho, algunos cónyuges que se casan y viven juntos de manera respetable tienen varios fines en mente, pero rara vez tener hijos. El Dios que declara que debemos ser fecundos y multiplicarnos considera un gran mal cuando los seres humanos destruyen a su descendencia.» (Comentarios sobre el Génesis, 25)


Nota: A esta lista se le podrían añadir otras citas, como la que encontramos en el evangelio apócrifo del Apocalipsis de Pedro (ant. 170 d.C.), donde leemos lo siguiente:  «Y cerca de ese lugar vi otro lugar estrecho. . . y allí se sentaron mujeres.  . . y frente a ellas muchos niños que les nacieron fuera de tiempo estaban sentados llorando. Y de ellos salieron rayos de fuego que hirieron a las mujeres en los ojos. Y estos fueron los malditos que concibieron y causaron el aborto» (El Apocalipsis de Pedro, 25 ).

Referencias:

  1. Abortion, Church Fathers: https://www.churchfathers.org/abortion
  2. History of Christian Thought on Abortion, Wikipedia: https://en.wikipedia.org/wiki/History_of_Christian_thought_on_abortion

4 comentarios

  1. Jane Doe Jane Doe 12 de mayo de 2022

    Muy interesante. Y muy terrible.
    Muchas gracias.

    • Enguardia Enguardia Autor de la entrada | 14 de mayo de 2022

      Sí, lo es. Por eso no podemos estar callados.

      Saludos!

  2. Josep Masso Josep Masso 13 de mayo de 2022

    Este artículo tiene una importancia enorme. Rescata algo totalmente claro para quien teme a Dios pero hoy existen muchos que (incluso llamándose creyentes) están desorientados por causa de tanta ‘información’ favorable a la muerte en lugar de ser favorable a la vida.

    • Enguardia Enguardia Autor de la entrada | 14 de mayo de 2022

      Hola Josep,

      Tienes toda la razón. Hoy día se habla mucho de desinformación. ¡Pues esto lo demuestra! Como creyentes tenemos mucho por hacer. ¡Que Dios nos ayude!

      Gracias.

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