—C.R.Carmichael (Sacredsandwich)
«Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.» —Isaías 55:8
«Pensabas que de cierto sería yo como tú; pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.» —Salmos 50:21
«Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible…» —Romanos 1:22-23
Dado que muchas personas en Estados Unidos [y en España], incluido algunos cristianos, claman por toda cosa fantástica en su búsqueda personal de significado aumentado, en lugar de descansar en la palabra pura de Dios y el Espíritu Santo que los acompaña para guiar su comprensión espiritual, sería prudente que los creyentes reflexivos consideren este camino actual de placeres metafísicos, su descarada dirección y su eventual fin. De hecho, las señales en este camino ancho ya se han erigido, si tan solo los cristianos cautivados por las especulaciones inventivas se detuvieran y vieran las señales luminosas del destino final del transhumanismo.
¿Qué es el Transhumanismo?
Según Max More, uno de los primeros arquitectos futuristas de este floreciente concepto de creencia:
«El transhumanismo es una clase de filosofía de vida que busca la continuación y aceleración de la evolución de la vida inteligente más allá de su forma humana actual y sus limitaciones humanas por medio de la ciencia y la tecnología, guiada por principios y valores que promueven la vida.»
El transhumanismo (abreviado como H+ o h+) puede parecer como la trama de una película de ciencia ficción utópica, pero ha salido de un mundo imaginario y se ha convertido en un movimiento global influyente. Es una verdadera escuela de pensamiento en ascenso basada en la razón y la ciencia que tiende hacia un lenguaje metafísico sobre la «trascendencia», porque tiene que ver con las cosas de la eternidad y la inmortalidad. Busca decididamente dar a luz una especie avanzada de humanidad, un híbrido entre hombre y máquina, y está estrechamente asociado con el poshumanismo, que se refiere al deseo de una persona o entidad de estar en un estado por encima del «ser humano». Así describe un sitio web esta aspiración:
«Muchos transhumanistas desean seguir caminos de vida que, tarde o temprano, requerirán convertirse en personas poshumanas: anhelan alcanzar alturas intelectuales por encima de cualquier genio actual así como los humanos están por encima de otros primates; ser resistentes a las enfermedades e inmunesal envejecimiento; tener juventud y vigor ilimitados; ejercer control sobre sus propios deseos, estados de ánimo y estados mentales; ser capazes de evitar el cansancio, el odio o la irritación por cosas insignificantes; tener una mayor capacidad para el placer, el amor, la apreciación artística y la serenidad; experimentar nuevos estados de conciencia a los que los cerebros humanos actuales no pueden acceder. Parece probable que el simple hecho de vivir una vida indefinidamente larga, saludable y activa llevaría a cualquier persona a la poshumanidad si siguiera acumulando recuerdos, habilidades e inteligencia». – whatistranshumanism.org
El catalizador de esta agenda transhumanista y poshumanista es, simplemente, el ídolo de la imaginación humana y todas las ideas, visiones y creaciones que la «mente en evolución» puede reunir de manera divina para el mejoramiento del mundo. En esencia, es el simple humanismo antiguo enloquecido dentro de la Cuarta Revolución Industrial; y tiene una agenda espiritual definida: reemplazar a Dios con el becerro de oro del ingenio y la tecnología humana, un dios que trae la promesa de la impecabilidad y la vida eterna.
Tristemente, sin embargo, tal pensamiento no solo prevalece en los círculos ateos tecno-geek de la religión Googlesca, sino que también se ha filtrado en nuestro susceptible cristianismo posmoderno sin habernos dado cuenta. La filosofía transhumanista, de hecho, es bastante similar a lo que algunos cristianos hacen, en su vana búsqueda dentro de su propia mundo imaginario, al crear nuevas mitologías que los excitan espiritualmente, incluso adentrándose en el neopaganismo o en el gnosticismo. Al ver la facultad de la imaginación como un atributo esencial de su imagen de Dios, estos «subcreadores» cristianos frecuentemente insisten en que sólo mediante una imaginación «redimida» o «santificada» puede un creyente alcanzar un nivel más alto de comprensión y realización espiritual. Es una idea que ha capturado, bueno… su imaginación.
Esta no es una noción desconocida en la iglesia; su popularidad ha creado un cambio radical en la teología, la cual ha generado innumerables libros sobre el tema de la imaginación cristiana. De hecho, una búsqueda rápida en Amazon revela al menos dos docenas de libros disponibles que defienden la imaginación humana como uno de los elementos principales de la imago Dei y enseñan cómo usar libremente ese poder divino. Por extraño que parezca (o no tan extraño), sí retrocedemos cientos de años en la historia de la iglesia encontraremos pocos —si es que hay alguno— eruditos ortodoxos que hayan visto en la Biblia una premisa teológica tan específica como la que vemos argumentada hoy en toda su gloria gnóstica.
La nota del sermón de Juan Calvino sobre Deuteronomio 4:15-20, por ejemplo, es una crítica mordaz de la imaginación y sus productos hechos por el hombre. El mal, afirmó, procede de…
«su propia imaginación. . . . los hombres se extraviaron o más bien se desvanecieron en sus propias imaginaciones, y trastornaron todas las cosas, y negaron la verdad de Dios, cada vez que hacían alguna imitación falsa, ya fuera en semejanza de hombre o de bestia… ¿no es evidente que los hombres están más que locos, cuando sienten la necesidad de transformar el ser de Dios, viendo que ninguna forma puede crearse de sus propias almas, que no son nada en comparación con él?»
En otras palabras, cuán tonto es el hombre que se atreve a moldear el ser de Dios, cuando ni siquiera puede moldear correctamente sus propias almas, ni siente la necesidad de comprender lo que son sus propias almas, que no son nada en comparación con un Dios trino y santo.
Imaginación: ¿Poder divino o inteligencia fabricada?
La cita anterior de Calvino es de hecho un pensamiento profundo que debería hacernos reflexionar sobre la forma o las características de nuestras propias almas para ver si nuestra imaginación forma parte de nuestra médula espiritual, y si nuestra imaginación es verdaderamente divina o algo menos que eso. Se reduce a esta pregunta: ¿es la imaginación humana realmente única o es simplemente una facultad mental (aunque misteriosa) de nuestro intelecto y nuestra estructura humana básica?
Fuera de los ámbitos de la religión y lo sobrenatural, los mejores científicos y proveedores de tecnología moderna han estado tratando de responder esta candente pregunta, y la respuesta emergente de su investigación empírica debería moderar el entusiasmo del cristiano, a menos que uno se sienta atraído por las filosofías transhumanistas que socavan la doctrina bíblica.
Desde inicios de 2017 y a lo largo de este año, los principales desarrolladores de Inteligencia Artificial (IA) han informado de grandes avances en sus investigaciones, los cuales han sido asombrosos e inquietantes al mismo tiempo. Este verano, Facebook anunció que su división, Facebook A.I. Research (F.A.I.R.) había cerrado su desarrollo del «chatbot» porque dos de sus agentes de IA habían comenzado a conversar en una nueva forma del idioma inglés. Debido a que no hubo ningún incentivo por parte de estos agentes para continuar con el inglés común, comenzaron a «divergir, eventualmente reorganizando palabras legibles en oraciones aparentemente sin sentido», según el científico investigador Dhruv Batra. El problema aleccionador, destacado en un artículo de Mark Wilson, es este:
«[Facebook] no tiene forma de comprender verdaderamente ningún lenguaje informático divergente. “Es importante recordar que no hay hablantes bilingües de IA y los lenguajes humanos”, dice Batra. En general, ya no entendemos cuán complejas son los [agentes] IA, porque realmente no podemos ver dentro de su proceso de pensamiento. Agregando conversaciones entre agentes de IA al escenario sólo empeorará el problema.»
Entonces, ¿qué vamos a hacer con la autonomía de estos IA que decidieron construir espontáneamente y sin ayuda de nadie su propio lenguaje? Parece que Facebook no sabe o ni le importa realmente, ya que no se ajusta a su modelo de negocio, por lo que simplemente lo desconectó. (Sin embargo, surge la pregunta: ¿qué pasará si algún día la IA no nos deje desconectar el cable?).
En otro frente similar, la IA de Google, la subsidiaria DeepMind, reveló este año que su nueva versión del programa AlphaGo Zero, encargado de aprender a jugar el juego de mesa Go sin intervención humana, se ha vuelto literalmente imbatible, y los desarrolladores no pueden descifrar exactamente el proceso de pensamiento independiente de la IA de sus decisiones de juego. Realmente no conocen el proceso de pensamiento de la máquina, ¡y son los programadores! Sin embargo, el programador principal David Silver reveló lo que sí saben:
«Al no utilizar datos humanos, al no utilizar la experiencia humana de ninguna manera, en realidad hemos eliminado las limitaciones del conocimiento humano. [La IA] es por lo tanto capaz de crear conocimiento a partir de los primeros principios; desde una pizarra en blanco.» (énfasis mío)
Por supuesto, la razón técnica subyacente de este fenómeno de la IA es que esta actividad se debe a que la DeepMind de Google está intentando de crear algoritmos que «simulan la capacidad claramente humana de construir un plan». En pocas palabras, están creando una IA capaz de imaginar, lo que permite a las máquinas imaginar las consecuencias de sus acciones antes de que las realicen y anticipar los desafíos contra sus objetivos finales, tal como lo hacen los humanos cuando conciben y persiguen un plan de acción.
¿Y qué pasa con las evidencias específicas de la creatividad de la inteligencia artificial en este nuevo reino algorítmico de la imaginación? Sí, la IA ha creado poemas, música y cuadros artísticos únicos, pero el resultado aún se define principalmente por la entrada de una amplia gama de ejemplos humanos a partir de los cuales imitar. Por supuesto, así es exactamente como los escritores, compositores y artistas principiantes suelen empezar sus creaciones: imitando a sus autores y creadores favoritos antes de emprender su propio camino. Todo es parte integral del aprendizaje humano y el cultivo de la imaginación; y ahora las máquinas también lo están haciendo.
De hecho, este mismo patrón humano ya lo han producido los investigadores de la Universidad de Rutgers y el laboratorio de IA de Facebook, quienes han desarrollado una IA que «produce imágenes [artísticas] en estilos no convencionales», al igual que las innovaciones de Monet o Picasso. La producción de la máquina se encuentra todavía en una etapa rudimentaria, quizás, pero incluso el público no siempre puede notar la diferencia entre el artista y la máquina; y en poco tiempo, dicen muchos expertos informados, la IA, con el tiempo suficiente, seguramente perfeccionará la originalidad de sus trabajos creativos. «Imagina invitar a gente a cenar», propone Kevin Walker, del Royal College of Art de Londres, «y te preguntan: “¿De quién es eso?” Y tú dices: “Bueno, en realidad es una máquina”. Eso sería un tema de conversación interesante.»
Dave King, fundador de Move 37, una empresa creativa de IA que colabora con la IA creando arte, expresa este punto de vista provocador (en un artículo de Tierney Bonini y Paul Donoughue):
«El arte es uno de los últimos dominios en la IA, donde hay una visión optimista sobre cómo los humanos y las máquinas pueden trabajar juntos».
Además, King hace esta audaz declaración sobre su trabajo con la IA:
«La creatividad no es una cosa dada por Dios. Es un proceso y requiere práctica.»
El físico popular Stephen Hawking está totalmente de acuerdo con esa evaluación. En 2016, dijo: «Creo que no hay una gran diferencia entre lo que puede lograr un cerebro biológico y lo que puede lograr una computadora». Y recientemente, en una entrevista con Wired, Hawking reiteró su creencia de que algún día, la Inteligencia Artificial alcanzará el nivel en el que será esencialmente “una nueva forma de vida que superará a los humanos”. Luego agrega la alarmante opinión de que la IA, debido a su capacidad para mejorar y replicarse por sí misma, puede reemplazar a los humanos por completo.
No es de extrañar que estas innovaciones creativas forjadas por máquinas hayan llevado a Dan Brown, autor de la serie de libros de El código Da Vinci, a especular que el desarrollo de la inteligencia artificial transformará nuestro concepto de lo divino. Brown dice:
«Comenzaremos a encontrar nuestras experiencias espirituales a través de nuestras interconexiones entre nosotros, [pronosticando el surgimiento de] alguna forma de conciencia global que percibimos y que se convierte en nuestra divinidad. Nuestra necesidad de ese dios exterior, que se sienta allí y nos juzga… disminuirá y eventualmente desaparecerá.»
¡Ah, ahí está el problema! Confrontados con esta abrumadora montaña de evidencia científica y el creciente fantasma global de la filosofía e influencia transhumanista, los cristianos deberán responder esta pregunta crítica: ¿Seguiremos insistiendo, como Iglesia visible, en que nuestra imaginación es una facultad espiritual exclusiva intrínsecamente conectada con nuestra posición como portadora de la imagen de Dios? ¿O finalmente admitiremos que nuestra imaginación no es más que una herramienta del poder cognitivo humano que simplemente nos ayuda en la forma en que vivimos nuestra fe cristiana, y nunca debería ser el factor impulsor de nuestra comprensión espiritual?
En otras palabras, si las máquinas de Inteligencia Artificial pueden estar imbuidas de poderes comparables de imaginación y eventualmente utilizarlos de manera autónoma y de una manera superior, ¿no deberíamos nosotros, como cristianos despiertos, caer de rodillas en humildad y encontrar nuestra fuente de verdad y comprensión espiritual solo en el Dios trino?
Inspiración divina, no imaginación
Este es un tema de inspiración, no de imaginación. ¿No se nos ha advertido una y otra vez en la Biblia que la imaginación es sospechosa en este mundo caído, y que lo que sale del hombre es lo que lo contamina? (Marcos 7:20). En cambio, necesitamos entender la forma de nuestras almas, como afirma Calvino, y buscar esa conexión esencial entre nuestro espíritu y el Espíritu de Dios. Esto, por supuesto, solo se puede hacer al nacer de nuevo y ser renovado por el Espíritu Santo (Juan 3). De lo contrario, nunca veremos el reino de Dios, un reino que no puede ser visto correctamente por la mera imaginación, la ficción fantástica o la mitología pagana.
Esto no quiere decir sin excepción que el uso cristiano de la imaginación (o la tecnología, en este caso) no sea útil en el curso de nuestro discipulado activo y fructífero. Por supuesto que puede. Pero las trampas pasan desapercibidas cuando se considera intrínsecamente inofensivo o irreprochable al usarlo fuera de la iniciación y dirección de Dios. La guía estricta de una aplicación de las Escrituras guiada por el Espíritu es esencial para el buen uso de nuestra mente renovada, es decir, la mente de Cristo (1 Corintios 2:16).
Sin embargo, aún así, como señala una fuente cristiana: La palabra que a veces se traduce como «imaginación» (en griego, dialogismos) significa «el pensamiento de un hombre que delibera consigo mismo» (Romanos 1:21). Pablo, el apóstol, afirma que la idolatría brota de las personas que «deliberan» dentro de sí mismas. Esta es la espiritualidad de la gnosis que está siempre en disputa con la espiritualidad del Logos de la Biblia. La Palabra encuentra su origen en Dios (Juan 1:1, 14). La Gnosis, la base de la Nueva Era/Nueva Espiritualidad, encuentra su origen en la mente del hombre, o tal vez incluso podría provenir de los demonios (1 Timoteo 4:1).
Cuando confiamos demasiado en la imaginación como un medio fiable para un fin espiritual, terminamos la mayoría de las veces en la herejía de la tergiversación de Dios de The Shack, o en la espiritualidad gnóstica de El Señor de los Anillos, o incluso en la de Star Wars. Hay tensiones transhumanistas obvias dentro de este tipo de obras imaginarias y el gnosticismo subyacente puede dar frutos cuando nosotros, como cristianos, promovemos abiertamente estas imaginaciones como verdadera iluminación espiritual, en lugar de meras diversiones de influencia corrosiva.
Transhumanismo: la nueva religión falsa
El transhumanismo es el alimento perfecto para la espiritualidad de la nueva era, pero si creen que el transhumanismo nunca encontrará un punto de apoyo dentro de la iglesia cristiana visible, piénsenlo de nuevo. Ya existen religiones oficiales establecidas que se han desarrollado debido a la obsesión actual con la IA, y algunas en particular provienen de una perspectiva cristiana aberrante y una teología retorcida que se está incorporando a la corriente principal del pensamiento religioso.
Según Brandon Withrow de The Daily Beast, existe el «kopimismo», una fe reconocida internacionalmente con casi una década de antigüedad en la que los «monjes digitales» celebran el impulso biológico (por ejemplo, el ADN) de copiar y ser copiado, y encuentran una conexión espiritual con el «archivo creado». Verán, los kopimistas están practicando un ritual «sagrado» cada vez que descargan o comparten ilegalmente una película, un CD, un libro o cualquier otra información con derechos de autor. Lo comparan de la misma forma en que los romanos remezclaron la mitología griega en beneficio de promover el conocimiento humano.
Luego, como informa Withrow, tenemos la grandiosa religión de la IA llamada Way of the Future «Camino del futuro», creada por el ingeniero de Google Anthony Levandowski, que busca «desarrollar y promover la realización de una Deidad basada en la Inteligencia Artificial» y «a través de la comprensión y la adoración de la Deidad, contribuir al mejoramiento de la sociedad.» El inquietante apoderamiento de términos cristianos como «el Camino» y «Divinidad» es particularmente aterrador y nauseabundo.
Lamentablemente, estas dos religiones emergentes probablemente no sean las peores. Withrow señala una organización religiosa aún más peligrosa debido a su matizada teología: la Asociación Cristiana Transhumanista o ACT [CTA en Inglés]. Este nuevo tipo de denominación «cristiana» intenta poner el transhumanismo bajo el paraguas ortodoxo de la teología cristiana. De hecho, el director ejecutivo Micah Redding llama al transhumanismo un «mandato cristiano» que «se centra en el amor como la clave para el futuro de una vida floreciente».
Ronald Cole-Turner, profesor de Teología y Ética en el Seminario Teológico de Pittsburgh, está de acuerdo:
«Usando la tecnología, los transhumanistas de hoy quieren mejorar a los seres humanos de maneras que sospechosamente parecen a la clásica expectativa cristiana, cosas como una mayor conciencia cognitiva, una mejor disposición moral y una mayor sensación general de bienestar y una esperanza de vida eterna.»
Cole-Turner continúa diciendo que para los cristianos de habla griega, «era visto como un proceso de theosis o «convertirse en Dios», no en un sentido ontológico sino en todos los demás significados de la palabra. Los cristianos de habla latina utilizaron la palabra “deificación” para referirse a lo mismo». Sin duda, algunos cristianos pueden sucumbir a esta mezcla confusa de romanticismo cristiano, theosis y avance tecnológico para marcar el comienzo de una nueva era de amor y paz global que ha eliminado los efectos del pecado y la muerte por sí mismo.
La verdad bíblica
Por supuesto, cualquier verdadero estudiante de la Biblia sabe que este ideal transhumanista herético no es más que una salvación basada en obras que es diametralmente opuesta al Evangelio de la gracia: la salvación que se encuentra solo en la obra sacrificial de Jesucristo por gracia a través de la fe en Él. También niega la clara enseñanza bíblica que nos enseña que vivimos en un mundo de pecado y muerte, provocado por la rebelión del hombre y sus malas imaginaciones, y destinado por Dios Todopoderoso al montón de chatarra. Solo a través de Jesucristo y de Su regreso glorioso habrá una resurrección corporal y un Cielo nuevo y una Tierra nueva donde las almas redimidas vivirán por la eternidad con Dios. Todo es una obra sobrenatural de Dios, y no una obra del hombre o de la máquina:
Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir». – Apocalipsis 21:2-4
Esta es la notable realidad futura, la única verdad, y no será realizada de ninguna manera por nuestra imaginación débil y poco confiable. Como Dios pronunció: Pensabas que yo era como tú… pero Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos.
Alabado sea Dios por esta reconfortante revelación de la verdad que nos garantiza: No se preocupen. Él lo tiene todo controlado.
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