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La creencia en un milenio literal

Los padres de la iglesia creyeron en un reino de mil años literal

Kevin Kenney

EDWARD GIBBON

Considerado como «el primer historiador moderno», Gibbon escribió História de la decadencia y caída del Imperio romano, un trabajo fundamental cuya influencia perdura hasta hoy. Gibbon no tenía ningún aprecio hacia el cristianismo y por lo tanto no favorecía el premilenialismo.

«La antigua doctrina del milenialismo, popularmente aceptado en aquellos tiempos, estaba profundamente ligada con la 2ª venida de Cristo. Como las obras de la Creación habían sido acabadas en 6 días, su duración…fue fijada en 6.000 años… Se dedujo que después de este intenso período de lucha… que casi había acabado, le seguiría un gozoso sábado de 1.000 años… en el cual Cristo…con sus santos… reinará sobre la tierra hasta la última resurrección… La seguridad de tal milenio fue inculcada cuidadosamente por una serie de “padres”, desde Justo Mártir e Ireneo, que hablaron con los discípulos del mismo apóstol, hasta Lactancio (principios del siglo cuatro), que fue el tutor del hijo de Constantino. Aunque no todos quieren aceptar esta verdad, parecería que este era el sentir que reinaba entre los creyentes ortodoxos.» (Historia del Cristianismo, 1916.)

J.C.I GIESELER

Profesor de Teología, Gottingen, Alemania, Siglo 19. No era premilenialista. En cuanto al período 117 y 193 d. Cristo:

«En todas estas obras, la creencia en el milenio es tan evidente que nadie no lo consideraría universal en una edad en la que ciertamente tales motivaciones eran necesarias para animar a los hombres a sufrir por el cristianismo.» (Textbook of Ecclesiatical History, vol. I, trad. De la primera edición alemana por Francis Cunningham, Philadelphia: Carey, Lea y Blanchard, 1836, p.100.)

HENRY C. SHELDON

Profesor de Teología Histórica en la Universidad de Boston a finales del siglo 19.

«(La doctrina quiliasta) se creía en el siglo 2 (100-200 d.C.), no sólo por los ebionitas, como por escritores que, como Cerinto, mezclaban con su gnosticismo un gran elemento de judaísmo, sino también por muchos (muy probablemente una mayoría) de aquellos en la iglesia católica.» (Historia de Doctrina Cristiana, p. 154)

Para Sheldon «Católica» significa «universal», como se solía usar en los primeros siglos del cristianismo antes que la parte occidental se volviera católica romana en el occidente.

PHILIP SCHAFF

Eminente teólogo reformado alemán (Teología del Pacto) en los Estados Unidos durante el siglo 19. Escribió la obra monumental Historia de la Iglesia Cristiana.

«El punto más impactante de la escatología de la era ante-Nicena (aprox. 90-350dC) es la prominencia del quiliasmo, o milenialismo, la creencia en el reino visible de Cristo en gloria sobre la tierra durante 1.000 años con los santos resucitados antes de la resurrección y juicio general. Ciertamente no era la doctrina de la Iglesia recopilada en algún credo o forma de devoción, sino una opinión ampliamente común entre los maestros distinguidos, tales como Bernabé, Papias, Justo Mártir, Ireneo, Tertuliano, Metodio y Lactancio.»

ADOLPH VON HARNACK

Teólogo luterano (Teólogo del Pacto, reformado) en Alemania a principios del siglo 20. Reconocida autoridad sobre la historia de la Iglesia Ante-Nicena.

«Lo primero que viene en el punto temporal (del cristianismo) fue la fe en la cercanía de la 2ª Venida de Cristo y el establecimiento de su reino de gloria sobre la Tierra. Lo cierto es que aparece tan temprano que uno habría de cuestionarse si no tendría que considerarse parte esencial de la religión cristiana… Hay que reconocer que esta expectación era una característica prominente en la proclamación más temprana del evangelio, y contribuyó de manera fundamental a su éxito. Si las iglesias primitivas hubieran tenido la necesidad de crear una “Confesión de Fe”, sin duda alguna hubieran abrazado aquellos cuadros detallados y nítidos que propondrían la realización de un futuro cercano.»

«En cuanto a lo que se ansiaba acerca del futuro, y que prevalecía entre los primeros cristianos (c. 50-150) es necesario distinguir unos… elementos, unas nociones fijas:

1. que era inminente una última batalla terrible con los enemigos de Dios;

2. La fe en el retorno veloz de Cristo;

3. La convicción de que Cristo juzgará a todo hombre, y

4. (Cristo) establecería un reino de gloria sobre la Tierra.»

«(Justo Mártir) habla del quiliasmo como parte necesaria de una completa ortodoxia, aunque conoce cristianos que no lo aceptan. …Que un filósofo como Justo, con prejuicios a favor de una construcción helénica de la religión cristiana, haya aceptado aún así sus elementos quiliastas, es la prueba más grande de que estas entusiasmadas expectativas estaban inseparablemente ligadas a la fe cristiana hasta mediados del siglo 2 (150 d.C.).» (Adolph Harnack, Comentario sobre Justino Mártir (100-165 d.C.), escritor prominente que fue salvo y salió de la filosofía griega pagana.)

WILL DURANT

Fue un filósofo e historiador estadounidense de los siglos 19 y 20. Es conocido por su obra Historia de la Civilización, narrada conjuntamente con su esposa Ariel.

«¿De qué hablaba (Jesús) cuando hablaba del “Reino”? ¿(Hablaba de) un cielo sobrenatural? Por lo que se ve, no (es así), porque los apóstoles y los primeros cristianos de manera unánime esperaban un Reino terrenal. Esto formaba parte de la tradición (judía) que heredó Cristo; y él enseñó a sus seguidores que oraran al Padre, “Venga tu Reino, hágase tu voluntad sobre la tierra así como se hace en el cielo.” Por lo que parece, los apóstoles unánimemente creían que Cristo pronto volvería a establecer el Reino del Cielo sobre la Tierra. (…) Una (sola) fe unía a todas las congregaciones esparcidas: que Cristo era el Hijo de Dios, que él volvería para establecer su Reino sobre la tierra, y que todos los que hubieran creído en él serían galardonados en el Último Juicio con eterna felicidad.»

Sólo hemos citado un puñado de historiadores, la mayoría de los cuales no eran premilenialistas. Muchos eran anti-milenialistas e incluso anti-cristianos. Una de las grandes fuentes de información para estos historiadores fueron los escritos de los «padres» de la iglesia. Ahora leeremos algunas citas de los primeros «padres» que en su gran mayoría creían en un reinado mesiánico de 1.000 años, totalmente físico y terrenal.

Citas de líderes cristianos de los primeros siglos

CLEMENTE DE ROMA (68 o 97 d.C.)

«Contemplemos con firmeza a aquellos que nos han ministrado perfectamente por su gloria excelente. Tomemos (por ejemplo) a Enoc, que, siendo hallado recto en obediencia, fue traducido (arrebatado) y no se sabe que la muerte le sucediera. Noé, siendo que fue hallado fiel, predicó la regeneración al mundo por su ministerio; y el Señor salvó por medio de él a los animales, los cuales, con un solo parecer, entraron al arca.» (Cap. IX)

Después de hablar de la resurrección durante dos capítulos, Clemente continua con una declaración que claramente es pretribulacionista y nos recuerda a Apocalipsis 3:10:

“Siendo que todas las cosas son vistas y oídas [por Dios], temámosle a Él, y abandonemos las obras impías que proceden de los deseos malos; para que, por Su misericordia, seamos protegidos de los juicios venideros,” (Cap. XXVIII)

«…pues la ira destruye al hombre necio, y la envidia mata a aquel que está en error. Yo he visto al necio tomando raíz, pero su habitación en breve fue consumida… Pues lo que fue preparado para ellos, los justos comerán; y ellos no serán rescatados del mal.» (Cap. XXXIX)

«Todas las generaciones desde Adán hasta este día han pasado; pero aquellos que, por la gracia de Dios, han sido hechos perfectos en amor, ahora poseen un lugar entre los píos, y serán manifestados en la revelación del reino de Cristo. Pues está escrito, «Entra en tu cámara secreta por un poco de tiempo, hasta que pase mi ira y furia pase; y yo recordaré un día propicio, y os levantaré de vuestras tumbas.» (Cap. L)

Citas de la Primera Epístola de Clemente a los Corintios.

Fuente: http://www.ccel.org/fathers2/ANF-01/anf01-05.htm#P171_20841

PAPIAS (60-130 d.C)

Fue obispo de Hierápolis en Frigia, Asia Menor. Se dice que fue discípulo de Juan el apóstol; amigo de Policarpo, otro líder de la iglesia y discípulo de Juan. Sus escritos no han sobrevivido los siglos pero sí hay referencias a sus escritos en Ireneo y Eusebio. Ireneo, después de describir los cambios dramáticos que ocurrirán en la tierra durante el milenio dice:

«Y estas cosas atestiguan los escritos de Papias, que escuchaba a Juan, y un compañero de Policarpo, en su 4º libro.»

Eusebio, obispo de Cesarea y el «Padre de la Historia de la Iglesia» se refirió a Papias en su obra Historia Eclesiástica (III, 39):

«Entre otras cosas (Papias) dice que habrá 1.000 años después de la resurrección de los muertos y habrá un establecimiento material del Reino de Cristo sobre esta tierra.»

LA EPÍSTOLA DE BERNABÉ (e.120-150 d.C.)

Vivió en Alejandría, Egipto. Presenta un punto de vista bastante típico en esos tiempos, tanto entre judíos como entre cristianos de que «en seis mil años, todo se habrá acabado… entonces Él verdaderamente descansará en el séptimo día.» La idea es que hay un paralelo entre la Creación y la historia de la humanidad en el cual cada día de la Creación equivale a 1.000 años de historia humana, y que el 7º día del descanso de Dios tiene su paralelo con el Milenio sabático del Mesías. Este período de descanso comenzará «cuando Su Hijo, al volver, destruirá el tiempo del hombre de maldad, y juzgará a los impíos, y cambiará el sol, la luna y las estrellas.» Además del 7º día, dice, también habrá un «8º día, o sea, el comienzo de un nuevo mundo.» (Una clara referencia al nuevo cielo y nueva tierra).

JUSTO MÁRTIR (aprox. 100-165 d.C.)

No fue líder oficial entre los hermanos pero sirvió viajando como evangelista y como defensor del cristianismo. Volvió a Roma y fue arrestado, torturado y luego le cortaron la cabeza. En su Diálogo con Trifo (140 d.C.), un varón judío, Justo hizo la siguiente declaración premilenial:

«Pero yo y otros, los cuales son cristianos correctamente centrados en todos los puntos, estamos convencidos de que habrá una resurrección de los muertos, y 1.000 años en Jerusalén, la cual será construida, adornada y agrandada, tal y como declaran los profetas Ezequiel e Isaías y otros. Y además, cierto hombre estuvo con nosotros, cuyo nombre era Juan, uno de los apóstoles de Jesús, que profetizó, por una revelación que le fue hecha, que aquellos que creyeran en nuestro Cristo vivirían 1.000 años en Jerusalén; y que después de la resurrección general, y, en breve, se llevaría a cabo el juicio de todos los hombres.»

IRENEO (aprox. 160-230 d.C.)

Recibió su formación bíblica de Policarpo. Fue obispo de Esmirna, Asia Menor. Policarpo había sido discípulo de Juan. Es posible que Ireneo fuera a Francia como misionero del evangelio después de pasar varios años sirviendo bajo la supervisión de Policarpo. En el año 178 d.C., Ireneo se convirtió en obispo de Lugdunum (Lyon), en Las Galias (Francia). Sirvió allá hasta el final del siglo II. Los escritos de Ireneo fueron claves para los pos-reformadores a causa de sus contenidos que muestran un claro premilenialismo. Veamos algunas de estas declaraciones:

«Pero cuando el Anticristo haya devastado todas las cosas en el mundo, reinará durante 3 años y 6 meses, y se sentará en el templo en Jerusalén; y entonces el Señor vendrá del cielo en las nubes, en la gloria del Padre, enviando a este hombre y a aquellos que le siguen al lago de fuego; pero instituyendo los tiempos del reino para los justos.»

«La bendición predicha, por lo tanto, pertenece sin duda alguna a los tiempos del Reino, cuando los justos, habiendo resucitado de los muertos, llevarán el gobierno; cuando también la creación, habiendo sido renovada y liberada, fructificará con una abundancia de todo tipo de comida, por el rocío del cielo, y por la fertilidad de la tierra: como los ancianos que vieron a Juan, el discípulo del Señor, nos contaron que habían oído de él como el Señor solía enseñar en cuanto a estos tiempos.»

Ireneo declaró que el Señor había prometido que, con la venida del Reino y con la renovación de la naturaleza, habría gran fruto en las viñas, abundancia de cereales, una gran productividad en los árboles frutales, en las semillas y las hierbas del campo, y «todos los animales, los cuales comerán solamente de lo que produce la tierra, se volverán pacíficos y armoniosos el uno hacia el otro, y estarán sujetos al hombre de manera perfecta.»

En cuanto a Isaías 11:6-9, Ireneo dice:

«Y es correcto (lo dicho) que cuando se restaure la creación, todos los animales obedecerán al hombre, y volverán a la comida dada originalmente por Dios —porque originalmente habían sido sujetados a obedecer a Adán—, o sea, lo que la tierra produce… sin embargo, si alguien intenta alegorizar (las profecías) de esta manera, se encontrarán que no son consecuentes consigo mismos en todos los puntos y se encontrarán confundidos por la enseñanza del tema que tenemos entre manos.»

En cuanto a la resurrección de los santos:

«Porque todas estas y otras palabras se hablaron sin duda en cuanto a la resurrección de los justos, la cual ocurrirá después de la venida del Anticristo, y la destrucción de todas las naciones bajo su mandato; en los tiempos de esta resurrección los justos reinarán en la tierra, haciéndose más y más fuertes delante de los ojos del Señor; y por Él se acostumbrarán a participar de la gloria de Dios el Padre, y disfrutarán en el Reino relacionándose y en comunión con los santos ángeles.»

En cuanto a los comentarios del apóstol Juan en Apocalipsis 20:

«Juan, por lo tanto, vio con total claridad la primera “resurrección de los justos”, y la herencia del reino de la tierra; y toda esta visión armoniza con lo que profetizaron los profetas.»

En cuanto a las condiciones sobre la tierra durante el Reino:

«Pero en los tiempos del reino, Cristo llamará una vez más a la tierra (a que retorne a su estado perfecto), y Jerusalén será reconstruida según el patrón de la Jerusalén de arriba.»

Finalmente, Ireneo dijo que después de los tiempos del Reino, aparecerá el gran trono blanco, los cielos y tierra actuales huirán, los injustos serán resucitados y juzgados, los nuevos cielos y nueva tierra llegarán a existir, y la nueva Jerusalén descenderá del cielo a la tierra.

(Citas de: Ireneo, Contra Herejías, Libro V, cap. 33, sección 3, I, pp. 562-566.)

TERTULIANO (aprox. de 160-220 d. C.)

Creyó en Cristo aproximadamente en el año 195 d.C. Estaba bien formado para la política y la práctica de la abogacía y el debate público. Al comienzo defendía las doctrinas sanas e incluso propuso el nombre de “Trinidad” por primera vez para describir a la Deidad. También estaba en contra del bautismo de los bebés y defendió el bautismo de los creyentes. Pero, más tarde viró hacia las enseñanzas del montanismo, una secta proto-carismática y anti-sistema del cristianismo primitivo.

En una obra que escribió antes de sumarse a los montanistas, dice:

«Pero ciertamente confesamos que se nos ha prometido un reino sobre esta tierra, aunque antes del cielo, sólo que en otro estado de existencia; ya que será después de la resurrección para mil años en la ciudad construida por Dios de Jerusalén, «bajada del cielo,» la cual llama el apóstol «nuestra madre de arriba;» y, al declarar que nuestra ciudadanía está en los cielos, predice acerca de ella, que realmente es una ciudad en el cielo. Ezequiel tenía conocimiento de esto y el Apóstol también lo vió.» (Contra Marcion, Libro III, cap. 25 en Los Padres Ante-Nicenos, III, p. 342-343.)

LACTANCIO (aprox. 240-330 d.C.)

Lactancio era un maestro de retórica del norte de África. Fue enviado a Nicomedia por el emperador Diocleciano. Se hizo cristiano en el año 300 d.C. aprox. Sufrió mucho bajo el emperador Galerio. Después de la cristianización del imperio romano por Constantino, Lactancio llegó a ser el maestro personal del hijo del emperador. Por su apologética del cristianismo se le conoció como “el Cicerón cristiano.”

«E igual como Dios obró 6 días construyendo tan grandes obras, así su religión y la verdad deben obrar durante 6000 años, mientras prevalece y domina la malicia. Y otra vez, ya que Él descansó en el 7º día de sus obras acabadas y bendijo aquel día, así es necesario que, al final de los 6000 años, toda la maldad sea abolida de la tierra, y que la justicia reine durante 1.000 años, y que haya tranquilidad y descanso de los trabajos que el mundo ahora soporta tanto tiempo.»

«Al llegar el final de esta edad, por lo tanto, es necesario que el estado de las cuestiones humanas sea cambiado y caiga a uno peor, el mal creciendo y haciéndose más fuerte, para que en el tiempo presente nuestro, en el cual la iniquidad y la malicia ha avanzado hasta un punto muy alto, puedan ser considerados felices, sin embargo, y casi dorados en comparación con aquella maldad irremediable.» (y continua dando una descripción sorprendente del período futuro de la Tribulación).

Lactancio entendía de las Escrituras que Roma caería y el poder en el mundo pasaría del Occidente al Oriente. En su Venida Cristo hará guerra contra el Anticristo y sus fuerzas impías. Entonces, «los muertos resucitarán, … para que puedan reinar con Dios durante 1.000 años después de haber sido restaurados a vida.»

En cuanto a Jesús:

«Cuando haya destruido la injusticia y llevado a cabo el gran juicio y restaurado a vida a aquellos que fueron justos desde el comienzo, se quedará entre los hombres durante 1.000 años y reinará sobre ellos con justo dominio.»

«Entonces, aquellos que vivan en cuerpos no morirán sino que generarán una multitud infinita durante estos mismos 1.000 años,… Aquellos que sean levantados de entre los muertos estarán encargados de los vivos como jueces. A la misma vez, también, el príncipe de los demonios, que es el maquinador de todos los males será atado en cadenas, y estará custodiado durante los 1.000 años del poder celestial, en el cual la justicia reinará sobre la tierra, no sea que alguna maldad sea ejercida contra el pueblo de Dios… La ciudad santa será puesta en medio de la tierra en el cual el Fundador Mismo pueda habitar con los justos que son sus gobernantes.»

Lactancio decía que la tierra sería transformada, el sol más eficaz; gran fertilidad, las cosechas abundantes, los animales mansos. «Por lo tanto, los hombres disfrutarán una vida realmente tranquila y verdaderamente abundante, y reinarán juntos con Dios. Los reyes de las naciones vendrán de los confines de la tierra con regalos y presentes para adorar y honrar al gran Rey, cuyo nombre será famoso y venerado ante todas las gentes que estén bajo el cielo y para los reyes que reinen en la tierra.»

También dice Lactantio que al final de los 1.000 años Satanás será liberado para una rebelión final. Y Dios destruirá esa revuelta final. Los injustos serán resucitados para el sufrimiento sin fin, los cielos y la tierra cambiarán de manera drástica.

En una sección sobre profecía en Los Fundamentos Divinos, dijo: «Pero cuando se acaben los 1.000 años, el cosmos será renovado por Dios, y los cielos serán plegados juntos, y la tierra será cambiada, y Dios transformará a los hombres en similitud de ángeles, y serán blancos como la nieve; y siempre estarán empleados a la vista del omnipotente, y harán sacrificios a su Señor, y le servirán para siempre.»

PSEUDO-EFRAÍN (aprox. 374-627 d.C.)

Este escritor tenía conocimiento premilenial y convicciones pre-tribulacionistas como demuestra la siguiente cita:

«Todos los santos y elegidos de Dios son recogidos antes de la tribulación, que ha de venir, y serán llevados al Señor, para que no vean en ningún momento la confusión que sobrevendrá el mundo a causa de nuestros pecados.»

Todo esto nos demuestra claramente que:

  1. ∙ Los grandes historiadores, básicamente todos antagonistas al cristianismo o al menos a la creencia en un reino milenial literal, concuerdan que esta era la primera y generalizada creencia de los cristianos antes del año 350 d.C.
  2. ∙ Los creyentes en su amplia mayoría junto con los guías espirituales de la Iglesia primitiva y de posteriores siglos hasta 350 aproximadamente, creían por convicción y basándose en la Palabra de Dios, en un Reino literal en la Tierra del Mesías durante 1.000 años. Algunos pocos discrepaban y decían que el Reino es puramente espiritual, pero se les consideraba incoherentes y alegorizadores en cuanto a su sistema de interpretación.

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