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El catolicismo y el islam: lazos que unen

Catolicismo-islam

McMahon, T.A. – The Berean Call

El título que aparece más arriba tuvo una gran controversia cuando lo usé recientemente en una conferencia sobre profecía. Lo curioso fue que la conmoción provino de algunos católicos (y evangélicos) que aún no habían escuchado mi presentación. Además, el título refleja la esperanza y la oración del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. Roma ha estado labrando este “terreno común” con el Islam durante décadas, como lo demuestra la publicación del Vaticano de 1994, Reconocer los lazos espirituales que nos unen: 16 años de diálogo cristiano-musulmán. ¿Por qué, entonces, les molesta que repita lo que la Iglesia Católica Romana desea tanto?

En realidad, la verdadera controversia surge de la confusión creada por la misma Iglesia de Roma, que en su celo por ser la voz espiritual de las religiones del mundo, habla contradictoriamente con su boca ecuménica. Con respecto a su relación con el Islam, no solo ha hecho a los de la fe musulmana algunas propuestas teológicas que contradicen la ortodoxia cristiana, sino que, lo que es peor, existen vínculos entre las dos religiones que son mucho más profundos de lo que la mayoría de la gente cree. Consideremos primero algunos puntos en común entre las dos religiones.

El bautismo y María: la confirmación y Maryam

Comenzando con el número de adherentes, el catolicismo y el Islam superan cada uno los mil millones de fieles, casi todos los cuales son añadidos como miembros de su religión cuando son bebés. Más de 16 millones de niños son bautizados en la Iglesia Católica Romana cada año. Es una cosa de familia. Mis hermanas y yo fuimos bautizados como católicos porque nuestros padres eran católicos, y ellos y sus hermanos fueron bautizados en la iglesia católica porque sus padres eran católicos. Esa es la forma principal en que se propaga la fe.

En términos prácticos, aunque el bautismo no es parte del Islam, todos los niños nacidos en una familia musulmana son musulmanes. Su “confirmación” oficial sigue tan pronto como pueden confesar la shahada (“No hay más Dios que Alá, y Mahoma es su mensajero”). Este proceso utilizado para aumentar los miembros ha sido un factor motivador en el lobby patrocinado por el Vaticano y Arabia Saudita contra los esfuerzos de la ONU de introducir los métodos anticonceptivos y de control de población, especialmente en los países del tercer mundo.

El Islam es la religión que más está creciendo en el mundo; El catolicismo es el grupo religioso más grande entre los que profesan ser cristianos. Si el número de seguidores fuera una buena medida para escoger una religión, entonces el Islam y el catolicismo serían definitivamente la mejor elección. Sin embargo, la Biblia no mide con esa vara. Más bien, Jesús dijo:

“Ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” (Mt. 7:13-14)

La mayoría de la gente es consciente de la veneración e incluso del culto a María que se encuentra entre los católicos romanos, pero no muchos saben que la misma devoción existe entre los musulmanes. Un capítulo del Corán lleva el nombre de María (“Surah Maryam”). Desde las afueras de El Cairo hasta Bombay y Medjugorje en Bosnia-Herzegovina, cientos de miles de creyentes islámicos se congregan para llevar sus estatuas allá dónde, supuestamente, hubo alguna aparición. María es reverenciada más que cualquier otra mujer de la fe musulmana, incluso más que las dos esposas favoritas de Mahoma, Khadija y Aisha, y su hija Fátima. Los hdices enseña que Mahoma seleccionó a María como su primera esposa al entrar al Paraíso (para obtener más información sobre María y el Islam, consulte Mary Who?). Una de las apariciones católicas más populares de María se conoce como Nuestra Señora de Fátima.

Los rezos, el rosario y la peregrinación

Las oraciones católicas e islámicas tienen muchas similitudes. Para el musulmán, rezar a Alá cinco veces al día es un acto de obediencia, y las oraciones son siempre repetitivas. Como dice un exmusulmán: “Realmente no es una comunicación íntima con Alá;… se hace sobre todo para escapar del castigo debido a aquellos que descuidan la oración”. La mayoría de las oraciones rezadas por los católicos también son memorizadas y repetidas, siendo el rosario el mejor ejemplo. Repetir 16 Padrenuestros y 153 Avemarías está lejos de ser una comunicación personal. Además, cuando un católico se confiesa, el sacerdote asigna rosarios como castigo severo o penitencia por sus pecados.

El rosario formaba parte de la devoción islámica a Alá mucho antes de que la Santísima Virgen le enseñara a Santo Domingo a rezar el rosario en el siglo XIII. Los rezos repetitivos, por cierto, son un elemento común en el paganismo antiguo y moderno. Irónicamente, los historiadores de la Iglesia Católica dan crédito a las oraciones de los miembros de la Cofradía del Rosario por una importante victoria naval sobre los turcos que “salvó a Europa del peligro mahometano”.

Tanto los católicos como los musulmanes consideran las peregrinaciones como un medio para obtener el favor de Dios. El hadj, uno de los cinco pilares del Islam, es un viaje obligatorio (único) a la Meca. Para los católicos, las peregrinaciones han sido actos de purificación religiosa, muchas veces inducidos por la promesa de las indulgencias. Millones de católicos viajan cada año a cientos de santuarios (casi todos dedicados a María) ubicados por todo el mundo. Las cruzadas, estimuladas por las indulgencias, se realizaron para recuperar a Jerusalén de los musulmanes infieles con el fin de restablecer las peregrinaciones católicas. Por cierto, la Iglesia de Roma ofreció a los cruzados el perdón total del purgatorio si morían tratando de liberar la Tierra Santa. De manera similar, el Islam ofrece recompensas y seguridad en el Paraíso a aquellos que mueren en batallas religiosas (yihad), incluidos los atentados suicidas.

El catolicismo romano reconoce a Alá como el Dios de la Biblia. En 1985, el Papa Juan Pablo II declaró ante una cautivada joven audiencia de musulmanes:

“Los cristianos y musulmanes tenemos muchas cosas en común como creyentes y como seres humanos… Creemos en el mismo Dios, el único Dios, el Dios vivo…”

Pero, ¿cómo es posible?

Los dioses y rituales de la Meca

Históricamente, Alá fue un ídolo pagano, el mayor de todos los ídolos adorados por la tribu Quraish de Mahoma, mucho antes de su nacimiento. Will Durant en su clásico, The Story of Civilization, escribe:

“Dentro de la Kaaba, en la época premusulmana, había varios ídolos que representaban a dioses. Uno se llamaba Alá; otros tres eran las hijas de Alá, al-Uzza, al-Lat y al-Manat. Podemos juzgar la antigüedad de este panteón árabe por la mención de Al-il-Lat (Al-Lat) por Herodoto [historiador griego del siglo V a.C.] como una deidad árabe importante. Los Quraish allanaron el camino para el monoteísmo al adorar a Alá como dios principal…”

La evidencia arqueológica descubierta en Arabia demuestra abrumadoramente que la religión preislámica dominante era la que adoraba al dios de la luna, Alá. Mahoma simplemente eliminó a las otras trescientas deidades, incluyendo las hijas de Alá. Esto lo convirtió en el dios supremo y retuvo muchos de los rituales y símbolos paganos asociados con él. Por ejemplo, la luna creciente fue el símbolo del dios de la luna desde la época de los sumerios y los babilonios hasta la época de Cristo y la llegada de Mahoma. Difícilmente es una coincidencia que el Ramadán, el tiempo musulmán del ayuno, comience y termine con la luna creciente. Casi todos los rituales del dios de la luna y otras prácticas idólatras, como la de besar la Piedra Negra, rezar hacia la Meca, correr alrededor del templo y entre las dos colinas de Safa y Marwa, eran rituales preislámicos.

¿Yahvé o Alá?

El celo del catolicismo por relacionarse con el Islam hace que uno se pregunte quan honesto es acerca de su propia perspectiva de Dios, basada en la “Sagradas Escrituras”. La Biblia hace referencia a Dios como Yahvé o Jehová unas 9.000 veces. El Corán nunca lo menciona así. Se revela a sí mismo en las Escrituras como “El Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob/Israel”. Él es el Padre de los judíos, “el Dios de Israel”. En el Corán, Alá nunca se refiere a sí mismo de esa manera. Dios llama a los judíos su “pueblo elegido”. Les dio la tierra de Israel como herencia “para siempre”:

Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre. (Ez.37:25).

El pacto de Dios fue con Isaac (Gen. 17:19-21), pero los musulmanes creen que el pacto de Alá fue con Ismael.

Alá tiene una actitud completamente diferente hacia los judíos que el Dios de la Biblia. Alá ordena a sus seguidores a que “no tomen a los judíos… por amigos” (Sura 5:51). Si bien en el Corán se hace referencia a los judíos como “el pueblo del libro” (es decir, la Biblia), si se niegan a convertirse al Islam, deben pagar un tributo a sus señores y convertirse en sus sirvientes:

“Combatid contra aquéllos, de los que recibieron el Libro, que no crean en Allah ni en el Último Día, no hagan ilícito lo que Allah y Su mensajero han hecho ilícito y no sigan la verdadera práctica de Adoración, hasta que paguen la yizia (tributo) con sumisión y aceptando estar por debajo.” (Sura 9:29)

Los hadices, los cuales la mayoría de los musulmanes consideran casi tan sagrados como el Corán, citan a Mahoma diciendo: “La última hora no llegará antes de que los musulmanes luchen contra los judíos y los musulmanes los maten”. Otro hadiz dice que, en relación con el Día del Juicio, los musulmanes pelearán y matarán a los judíos, quienes se esconderán detrás de los árboles diciendo: “Oh musulmán, Oh siervo de Alá, aquí hay un judío escondido detrás de mí. Ven aquí y mátalo.” El catolicismo tiene su propia dolorosa y bien documentada historia de masacre de judíos.

Otras comparaciones entre Jehová y Alá demuestran claramente que no pueden ser los mismos. Jehová tiene un Hijo:  “Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo”(1 Jn. 4:14). Alá no tiene hijo: «Y di: Alabado sea Allah, Quien no ha tomado para Sí un hijo, y Quien no tiene socio en la Soberanía…” (Sura 17:111); “Allah no ha elegido a ningún hijo, ni hay Dios junto con él” (Sura 23:91). Mientras que Dios Padre declaró desde el cielo acerca de Jesús: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17). El Alá del Corán condena tal creencia:

“Y dicen los judíos: Uzayr es el hijo de Allah.Y dicen los cristianos: El Ungido es el hijo de Allah.Eso es lo que dicen con sus bocas repitiendo las palabras de los que anteriormente cayeron en la incredulidad.¡Que Allah los destruya! ¡Cómo falsean!” (Sura 9:30 – El Noble Corán)

La salvación por obras en el islam y el catolicismo

Si bien existen diferencias claras y críticas entre el Dios bíblico y Alá, la Iglesia Católica Romana los acepta como el mismo Dios. La siguiente cita es del Vaticano II:

“La Iglesia también tiene un gran respeto por los musulmanes. Adoran a Dios, que es uno, vivo y subsistente, misericordioso y todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, que también ha hablado a los hombres. Se esfuerzan por someterse sin reservas a los decretos ocultos de Dios, tal como Abraham se sometió al plan de Dios, a cuya fe los musulmanes vinculan ansiosamente con la suya.

Aunque no lo reconocen como Dios, veneran a Jesús como profeta, a su Virgen Madre también la honran, e incluso a veces la invocan con devoción. Además, esperan el día del juicio y la recompensa de Dios después de la resurrección de los muertos. Por eso estiman mucho la vida recta y adoran a Dios, especialmente por medio de la oración, las limosnas y el ayuno.” (Nostra Aetate, Vaticano II)

Considere cuidadosamente la cita anterior (tomada de lo que la Iglesia Católica Romana afirma ser un concilio infalible) y se dará cuenta de lo que realmente une al catolicismo y al Islam: ambos tienen un Jesús que no puede salvar sus almas. El Corán enseña que Jesús no murió en la cruz:

“Y por haber dicho: Nosotros matamos al Ungido [Mesias], hijo de Maryam, mensajero de Allah.Pero, aunque así lo creyeron, no lo mataron ni lo crucificaron.Y los que discrepan sobre él, tienen dudas y no tienen ningún conocimiento de lo que pasó, sólo siguen conjeturas.Pues con toda certeza que no lo mataron.” (Sura 4:157).

 El Vaticano II puede dar crédito a los musulmanes por “venerar” a Jesús, pero de hecho, es un Jesús falso. Lamentablemente, el catolicismo también tiene un falso Cristo. Enseña que su muerte en la cruz no fue suficiente para nuestra salvación. Su sacrificio (que, según las Escrituras, ofreció una sola vez para quitar completamente nuestros pecados [Heb:9:28]) no solo debe ser “re-presentado” como un sacrificio diario en los altares de todo el mundo, sino que además los católicos deben expiar sus propios pecados mediante sacrificios aquí en la tierra y en el purgatorio.

Finalmente, el Concilio Vaticano II explica claramente lo que el Islam y el catolicismo consideran como su esperanza de salvación: “… tienen en gran estima la vida recta y adoran a Dios, especialmente por medio de la oración, las limosnas y el ayuno”. Esta es la salvación por obras [lean El islam en obras] . En el Islam, una persona es responsable de cada pensamiento, palabra y acción. Su vida debe ser vivida de acuerdo con lo que agrada a Alá como se encuentra en el Corán y el hadiz. Además, está la sharia, que son las reglas que intentan cubrir todos los aspectos de la vida religiosa, política, social y doméstica del islam. Romper tales leyes implica varias formas de castigo temporal. En el Juicio Final, Alá determinará el destino eterno de cada uno al colocar las obras buenas y malas en la balanza divina: “Aquellos cuyas obras pesen en la balanza… Esos serán los afortunados. Y aquellos cuyas obras no tengan peso en la balanza… Esos serán los que se habrán perdido a sí mismos y serán inmortales en Yahannam [el infierno]. (Sura 23:102-103). Los hadices describen vívidamente las torturas del infierno.

Un amigo mío, James McCarthy, produjo un video titulado Catolicismo: Crisis de fe, en el cual entrevista a una docena de personas saliendo de la Misa en la Catedral de San Patricio en Nueva York. James simplemente les pregunta sobre qué base esperan llegar al cielo. Sólo uno hizo alguna referencia a Jesús. La respuesta más común fue que sentían que eran muy buenas personas y estaban bastante seguros de que sus buenas acciones superaban a las malas. Aunque la Iglesia Católica declara que es solo por la gracia de Dios que uno puede entrar al cielo, queda muy claro que lo que quiere decir es que se requiere la gracia para permitirle a uno hacer las obras que lo califican para el cielo. Según el Catecismo de la Iglesia Católica, “obtienen el gozo del cielo, como recompensa eterna de Dios por las buenas obras realizadas con la gracia de Cristo” (párr. 1821) y pueden “merecer para sí y para los demás toda la gracia necesaria para alcanzar la vida eterna” (párr. 2027).

El Papa Juan Pablo II se dirigió a una comunidad católica en Turquía con estas palabras: “Me pregunto si es urgente, precisamente hoy cuando cristianos y musulmanes han entrado en un nuevo período de la historia, reconocer y desarrollar los lazos espirituales que nos unen”. ¡No! Lo que es “urgente” es que los católicos y los musulmanes sean liberados de esa esclavitud espiritual que les insta a intentar calificar para el cielo con sus buenas obras. Ore para que sus corazones se abran para recibir el regalo de la vida eterna (Rom 6:23).

TBC

Nota: Los encabezados han sido añadidos por el traductor para mayor claridad.


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