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El islam, el gnosticismo y la muerte de Jesús

Jesús muerte cruz

Enguradia

Sin duda, la muerte y resurrección de Jesús es el tema central de la fe cristiana. Sin la crucifixión no habría resurrección y el cristianismo se desintegraría, porque, como dice Pablo, «si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe» (1 Cor. 15:14). No es de extrañar que a lo largo de la historia algunas religiones y sectas han intentado negar la muerte de Jesús. Una de estas religiones es el islam. Tanto el Corán como los hadices enseñan claramente que Jesús no murió, cómo dice el siguiente sura: «siendo así que no le mataron ni le crucificaron, sino que les pareció así. […] Pero, ciertamente no le mataron, sino que Alá lo elevó a Sí.». (Sura 4:156-158)

Jesús, pues, no murió, solo «les pareció así». Pero, ¿qué pasó exactamente? Como en tantos otros casos, el Corán no nos da ninguna explicación. Al musulmán, por tanto, no le queda otra opción que especular. Por suerte tenemos unos escritos gnósticos que nos ayudan a aclarar el asunto. Basílides, un gnóstico del primer siglo, creía los siguiente:

Por lo cual, él mismo [Jesús] no sufrió la muerte, sino que Simón, un cierto hombre de Cirene, al ser obligado, llevó la cruz en su lugar; de modo que este último se transfiguró por él, para que se pensara que él era Jesús, y fue crucificado, por ignorancia y error, mientras que Jesús mismo recibió la forma de Simón y, viéndolo todo, se rió de ellos. Porque como era un poder incorpóreo y la Nous (mente) del padre nonato, se transfiguró a sí mismo como le plació, y así ascendió a quien lo había enviado, burlándose de ellos, siendo que era invisible y no podía ser atrapado … Si cualquiera, por lo tanto, confiesa al crucificado, ese hombre sigue siendo un esclavo, bajo el poder de quienes formaron nuestros cuerpos; pero el que le niega ha sido liberado de estos seres, y conoce la dispensación del padre nonato. (1)

La similitud entre el relato gnóstico sobre la aparente muerte de Jesús y su homólogo en el Corán no es un excepción. En realidad, existen muchos versículos coránicos procedentes del gnosticismo. Es por eso que los comentaristas musulmanes utilizan a menudo los relatos gnósticos para apoyar su propia creencia. Pero, ¿qué nos dice la evidencia?

Evidencia histórica

Pues bien, no existe evidencia histórica del relato gnóstico o islámico. Por contra, la crucifixión de Jesús es un hecho histórico que incluso algunos de los académicos más escépticos aceptan. Así pues, Josefo (c. 37-100 d.C.), uno de los historiadores más famosos del primer siglo, afirmó que «apareció en este tiempo Jesús,… Este era el Cristo (el Mesías). Algunos de nuestros hombres más eminentes le acusaron ante Pilato. Este lo condenó a la cruz.» (2) Josefo, no solo menciona la crucifixión de Jesús, sino que además nombra a Poncio Pilato, un personaje que aparece en el Nuevo Testamento. Por otro lado, Tácito (55-120 d.C.), otro gran historiador de la antigüedad y nada amigo del cristianismo, relató que un tal Cristo «sufrió la pena máxima durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato». (3) En tercer lugar, tenemos el relato de un hombre llamado Mara bar Serapión, un filósofo estoico de orígen sirio del primer siglo que pregunta: «¿qué ventaja obtuvieron los judíos al ejecutar a su sabio rey? Fue justo después que su reino fue abolido». (4) Curiosamente, Serapión prosigue su carta diciendo que este rey sabio continúa vivo gracias a «la nueva ley que estableció». Al igual que Josefo y Tácito, Serapión no era cristiano, por lo que refuerza todavía más la evidencia. Además, hay que recordar que estos tres personajes vivieron en el primer siglo; es decir, durante el tiempo de los apostoles y discipulos de Jesús. Por ejemplo, el apóstol Juan murió en el año 101 d.C., ¡un año después de la muerte del historiador Josefo!

Los musulmanes, por tanto, se encuentran con un problema. Sí realmente Jesús solo pareció morir, ¿por que varios historiadores antiguos mencionan, no solo su muerte, sino su crucifixión? ¿Dónde está la evidencia histórica de que Jesús no murió?

El islam y el gnosticismo se contradicen

Los musulmanes suelen citar los escritos gnósticos para apoyar su creencia, no dándose cuenta de que éstos contradicen las mismas creencias musulmanas. James R. White, un apologista evangélico nos relata lo siguiente:

Los gnósticos hacían lo que hacían porque creían, en oposición a los judíos, cristianos y, más tarde, musulmanes, que la deidad que creó el universo era maligno. Éstos eran politeístas que creían que en el cielo existían muchos poderes y seres espirituales. Encima de esta jerarquía había un ser espiritual supremo del cual muchos otros emanaron, cada cual más y más distanciado del origen perfecto. Al final se podía encontrar un ser tan alejado del origen que éste era malo, pero suficientemente poderoso para crear el universo. Así pues, los gnósticos habrían identificado a Alá como un dios malvado. (5)

Los gnósticos rechazaban la crucifixión de Jesús porque eran dualistas. En otras palabras, creían que todo lo material (el cuerpo) era malo y todo lo espiritual bueno. Por tanto, una persona buena como Jesús no pudo tener un cuerpo físico. Por otro lado, la Biblia afirma que Jesús, no solo tenía un cuerpo físico, sino que además creó el mundo: «Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra … todo fue creado por medio de él y para él» (Colosenses 1:16). Puesto que los gnósticos afirmaban que el mundo material era malo, no les quedaba otra que negar la deidad de Jesús.

Los musulmanes no creen en la deidad de Jesús, pero sí creen que Alá creó el mundo. Esto contradice las enseñanzas gnósticas de que el mundo natural es malo y de que éste ha sido creado por un dios malvado. Así pues, resulta algo irónico que tantos musulmanes utilicen los escritos gnósticos para apoyar sus creencias.

Como hemos visto antes, los gnósticos afirmaban que Jesús estuvo en esta tierra como un ser incorpóreo, un espíritu. Los musulmanes, sin embargo, tienen una explicación algo diferente.

E intrigaron y Alá intrigó también. Pero Alá es el Mejor de los que intrigan. Cuando Alá dijo: «¡Jesús! Voy a llamarte a Mí, voy a elevarte a Mí, voy a librarte de los que no creen y poner, hasta el día de la Resurrección, a los que te siguen por encima de los que no creen. Luego, volveréis a Mí y decidiré entre vosotros sobre aquello en que discrepabais. A quienes no crean les castigaré severamente en la vida de acá y en la otra. Y no tendrán quienes les auxilien. En cuanto a quienes crean y obren bien, Él les remunerará debidamente. Alá no ama a los impíos. (Sura 3:54-57)

¡El Corán afirma la ascensión de Jesús! ¿Cómo puede ser esto? ¿Un profeta menor que Mahoma es llevado al cielo, mientras que el más grande de los profetas sufre una muerte lastimosamente natural? No, esto no es una conspiración creada por misioneros cristianos, es lo que aparece en el Corán y los hadices: el retorno de Jesús (no como lo vemos los cristianos, eso sí) es parte de la escatología musulmana. Según creen numerosos comentaristas, Isa (Jesús) volverá junto con el Mahdi, el mesías musulmán. Así pues, el Islam, a través de las enseñanzas gnósticas, eleva a Jesús por encima de Mahoma.

Últimas palabras

El apóstol Pablo, en su epístola a los Corintios, dice que no se propuso saber entre ellos más que «a Jesucristo, y a éste crucificado». Así pues, la muerte de Jesús es de vital importancia para a aquellos que confían en Él, puesto que sin su sacrificio no habría salvación ni remisión de pecados. «Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura.» (1 Cor. 1:23) Muchos, hoy día, piensan que la cruz es, o bien una trampa (skandalon, la palabra griega para tropezadero) que hace caer en el error a aquellos que creen en ella, o bien una locura. Querido amigo, ¿cree que el sacrificio de Jesús es una locura?¿Piensa que es usted bueno y que sus obras, sus propios sacrificios, le van a salvar? O cree, más bien, como creía el rey David, que no se justificará delante de Dios ningún ser humano, (6) porque «no hay justo, ni aun uno» (7). Si piensa más bien esto último, probablemente esté más cerca de Dios de lo que piensa. Si se siente agotado de seguir tantos ritos y leyes «divinas», o si siente que se está ahogando por sus propios pecados y penas, no tema, agarrese y confíe en aquella persona que nos dio aquel gran salvavidas, aquella cruz flotante que nos permite sujetarnos y salvarnos del gran y inevitable hundimiento.

 

  1. Ireneo (120-202 d.C.), Contra las Herejías, libro 1, capítulo 24.
  2. Flavio Josefo (37-c.100),Testimonium Flavianum.
  3. Cornelio Tácito (c. 56-c.120), Annales.
  4. Mara bar Serapión, Carta a Mara, Hijo de Serapión (c. 73)
  5. White, J.R. (2001). What Every Christian Needs to Know About the Qur’an. Minnesota. Bethany House Publishers.
  6. Salmo 143:2
  7. Salmo 3:10

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